Hoy en día, varias figuras públicas han tenido que dejar su labor en medios de comunicación electrónicos (radio, TV abierta y TV de paga), o se les ha pedido dejar de aparecer en programas, noticieros y películas. En esta lista podemos señalar a Ernesto Laguardia, Gabriela Goldsmith, Eduardo Capetillo, Sergio Mayer, Alfredo Adame, María Elena Saldaña (“la Güereja”), María Rojo, Ausencio Cruz, Rocío Banquells, Lilly Téllez o Adriana Sarur. Todos ellos, candidatos para algún puesto de elección popular este próximo 1 de julio: diputaciones federales, senadurías o alcaldías.

Incluso, ahora que está por iniciar el Mundial de fútbol Rusia 2018, los futbolistas Manuel Negrete (candidato a la alcaldía de Coyoacán), Adolfo Ríos (candidato a la alcaldía de Querétaro) y Cuauhtémoc Blanco (candidato a la gubernatura de Morelos) no pueden ser llamados por ninguna televisora, que se vea en México, para dar comentarios sobre el Mundial e incluso, Televisa Deportes tuvo que dar de baja a Cuauhtémoc de las cápsulas (spots) sobre destacados futbolistas mexicanos en otros mundiales.

Todo ello, para que las televisoras no fueran sancionadas por promoción política indebida y, desde luego, también para candidatos y sus partidos no ser sancionados por “adquisición indebida de tiempos en radio y TV”.

Los partidos han llamado a sus filas a figuras del medio artístico y deportivo para jalar votos, pero muchos de ellos se han llevado la sorpresa de que sus aspiraciones electorales conllevan una obligada censura en la radio y la TV mexicanas.

El primer caso que desembocó en este criterio censor fue el de Javier Corral, quien era colaborador del Instituto Mexicano de la Radio (IMER) y al mismo tiempo candidato al Senado. En la decisión judicial SUP-RAP-2656-2012 se dejó en claro, por parte de las autoridades electorales, que “la participación de Javier Corral (en el IMER) constituyó una adquisición indebida de tiempos en radio y TV, en razón de que el carácter de candidato resulta incompatible con el de ser comentarista o analista en la radio y la TV”.

En el asunto, Corral ostentaba ambas calidades —analista y candidato— y fue ordenado a dejar de ser analista/comentarista en radio y TV para evitar “romper el principio de equidad en la contienda electoral”. Tanto el IMER como el PAN y el candidato Corral fueron sancionados.

Después de este caso, surgieron otros, algunos incluso por apariciones únicas en alguna entrevista, como el caso de Ana Gabriela Guevara, en ESPN, hablando de atletismo, razón por la cual se abrió un proceso sancionador contra la televisora estadounidense. Y hay muchos otros casos de sanciones y de actos de molestia contra televisoras mexicanas y extranjeras.

Así, desde 2012 y también en 2015 las personalidades públicas de la radio y TV han tenido que dejar sus carreas profesionales. Incluso, los argumentos de “derecho laboral” y “libertad de trabajo” fueron desechados. Por ejemplo, en el 2015 la primera actriz Carmen Salinas, que buscaba una diputación federal por el PRI, tuvo que dejar sus participaciones en la novela Sueño de amor y Mi corazón es tuyo, de Televisa, teniendo éstas incluso que hacer cambios en su guion.

Este 2018 es el proceso electoral en el que más artistas, deportistas y comunicadores buscan un cargo de elección popular. Y, para sorpresa de muchos de éstos, incluida la primera actriz María Rojo (quien comentó el tema con Ciro Gómez Leyva en Radio Fórmula), casi ninguno tiene claro de dónde viene la censura para que aparezcan y continúen en sus respectivos programas.

La censura viene de la Ley Electoral de 2007, que estableció un modelo controlado y estatizado en radio y TV para los que aspiran a un cargo de elección pública, en el que ninguna persona puede aparecer en radio y TV para influir en las preferencias electorales.

Si quieres aparecer en radio o TV, es sólo mediante los spots que administra el INE. No puedes comprar espacios, ni siquiera para impulsar una causa pública como la de Mexicanos Primero, al querer poner en la agenda la educación de los niños. Tampoco puedes aparecer en espacios de radio y TV de manera habitual, ya sea como invitado, analista, artista o deportista, aún sin existir pago de por medio, pues ello será considerado propaganda indebida. Así de claro es el tema y, a la par, así de retrograda.

Con ello, ninguna televisora se atreverá a tener como analistas del mundial a Negrete, Blanco o Ríos, tampoco veremos en los noticieros de TV Azteca a Lilly Téllez o a Adriana Sarur, ni novela al aire, programa o película con María Rojo, Gabriela Goldsmith o Sergio Mayer. Un absurdo.

Y en el colmo de las incongruencias, si llegaran a ganar un cargo público, entonces sí pueden regresar a ser figuras públicas y dobletear chambas. De verdad que en México todo está al revés.

Así que, por lo pronto, le deseamos suerte a todos los candidatos, muchos de ellos amigos queridos, que han tenido que dejar su trabajo para avanzar en sus aspiraciones políticas. Y, dado que al momento de escribir estas líneas parece improbable que en la siguiente legislatura existan los votos para cambiar la norma electoral, habrá que irnos acostumbrando al régimen vigente de censura que atenta hasta contra la libertad de trabajo de cada persona, pero increíblemente sí permite el conflicto de interés, los cargos públicos de tiempo parcial y el dobleteo de chambas.

Cambiando de tema… Desde 2009, varias agrupaciones gremiales, intelectuales y medios de comunicación llevaron la Reforma Electoral de 2007 a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y, si bien la Comisión tiene un rezago importante, se espera que este año resuelva las quejas presentadas. Cabe señalar que la Misión de Observación Electoral de 2015 de la Organización de Estados Americanos (OEA), encabezada por la ex presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, fue muy crítica al modelo de comunicación política por considerar que ataca y restringe la libertad de expresión.

Twitter: @JTejado

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