TODOS MENTIMOS

Si yo le cuestionara de frente si alguna vez ha hecho o hizo trampa en un examen, ¿qué me contestaría?, lo más probable es que digamos que no. Si preguntáramos a 100 personas que entran a sitios pornográficos qué palabra escriben en la búsqueda, jamás nos contestarán que 16 de ellos teclean la palabra “incesto”, pero eso se sabe gracias al big data.

Netflix también tiene información de nuestras mentiras; en su plataforma, antes uno podía crear listas de los contenidos que nos interesaba ver, después Netflix nos recordaba lo que habíamos elegido, pero con el tiempo eliminó esa opción porque descubrió que eran listas más aspiracionales que reales y que raramente las veíamos o volvíamos a consultar, así que la empresa decidió dejar de preguntar y empezar un modelo basado en los millones de clicks que hacen sus diferentes perfiles de clientes en ciertos contenidos que sí ven. Conclusión: la gente se auto engaña.

WORLD ¿WIDE? WEB.

Las redes sociales y el “amplio” universo de contenidos al que ahora tenemos acceso gracias a Internet, ha cambiado nuestro comportamiento y nuestras ideas, y no necesariamente para bien. Existen dos fenómenos que están haciendo que la www (world wide web) en realidad empiece a encoger nuestras mentes cada vez más: los algoritmos y los prejuicios.

Cuando buscamos información en la web, es obvio que vamos a lo que nos interesa, y cada vez que hacemos esto, afinamos el expediente que tienen las empresas sobre nuestro perfil y que utilizan para hacernos llegar un portafolio personalizado de información, incluyendo anuncios para adquirir bienes y servicios adaptados a nuestros gustos ya manifestados en la red: “los algoritmos te conocen mejor de lo que tú te conoces a ti mismo” (Xavier Amatriain, ex analista de datos de Netflix). Si un algoritmo sabe que te gusta cierto tipo de música, puede saber también, con gran probabilidad de acierto, qué libros y películas disfrutarás y qué candidatos te llamarán la atención.

ALGORITMOS Y ELECCIONES.

Los algoritmos del big data pueden indicar cuáles serán las tendencias de votación a la presidencia de un país revisando, por ejemplo, cuántas veces se realiza la búsqueda de los nombres de los candidatos y qué palabras se buscan con relación a ellos (Google trends). Nada de esto es considerado por las encuestas tradicionales en las elecciones. La realidad es que la gente miente en las redes sociales y también miente en las encuestas, no hay un incentivo para decir la verdad. De hecho, los algoritmos arrojan resultados mucho más sofisticados que las en cuestas, es decir, no solo se revisa qué candidato ha sido el más buscado en la red, pues la gente busca un candidato porque lo quiere o porque lo odia, sino que la investigación es mucho más compleja. Por ejemplo, en las elecciones de Estados Unidos de 2016, algunas personas buscaron “encuestas Trump Clinton” otros escribieron “encuestas Clinton Trump”, entre otras combinaciones que parecen neutrales. Sin embargo, el orden en que los candidatos aparecen en la búsqueda sí es relevante, las personas tienden a poner primero el nombre del candidato que apoyan cuando buscan algo relacionado con los dos candidatos (Stuart Gabriel, profesor de finanzas de la Universidad de California).

NUESTRA BURBUJA DE INFORMACIÓN.

Nuestra página de Facebook refleja nuestros gustos y afinidades, igualmente que nuestra cuenta de twitter muestra nuestros temas preferidos y convicciones; lo que vemos y leemos en las redes sociales es producto de nuestra elección y elegimos normalmente lo que apoya nuestras convicciones, así que vivimos en una burbuja. Siempre encontraremos una persona, un grupo o un sitio que apoye nuestras ideas, cualquiera que éstas sean: si somos racistas, o nos preocupa el calentamiento global, la homosexualidad, pro aborto, anti aborto, liberales o conservadores, armas nucleares, antisemitas, sadomasoquismo, salvar a las ballenas, si somos veganos… siempre habrá alguien que tenga las mismas ideas que nosotros y estaremos conectados a ellos mucho más que a los que sostienen algo distinto, cerrándonos así a cuestionarnos y, eventualmente, cambiar nuestras ideas.

De hecho, en Estados Unidos el año pasado se lanzó una app llamada “Read Across de Aisle” (algo así como “lea lo que hay del otro lado”) que monitorea las notas políticas que leen sus usuarios y les alerta cuando durante el día han estado expuestos de manera importante a un solo lado del tema, después sugerirá que se revisen otros documentos que presentan un enfoque distinto sobre lo mismo.

Y eso que no hemos hablado de fake news, manipulación y otras cuestiones. Lo que quiero proponerle es que busque más información y que con ella cambie, enriquezca o confirme su punto de vista, que elija a sus candidat@s después de haber revisado todos los lados de la historia de cada un@, incluyendo los que, en principio, no le simpatizan. Ni las encuestas, ni las redes sociales, ni los propios políticos nos pueden decir aún el resultado de la elección, porque simplemente no existe, no ha llegado. Aprendamos a leer entre líneas, todo indica que las tecnologías lograrán que nuestro mundo sea paradójicamente cada vez más pequeño: arme un plan, crezca sus horizontes y, por favor, no se mienta.

Este artículo está basado en la lectura de 3 libros: “Think before you like, Guy P. Harrison; “#Republic”, Cass R. Sunstein, y “Everybody Lies”, Seth Stephens-Davidowitz).

En la sobremesa.

El lunes 18 de julio a las 9:30 am en Casa Lamm, se llevará a cabo el foro “¿Perdemos o ganamos los consumidores con la Reforma Telecom?” Observatel y Central Ciudadano y Consumidor organizan. El objetivo es hacer un balance de la reforma en el ámbito de los consumidores y exponer los retos que existen en torno a ello. Habrá tres interesantes mesas, incluyendo una con los representantes de los partidos políticos para que nos compartan su visión respecto a los consumidores, la competencia y las telecomunicaciones. Va a estar bueno. Entrada libre. Inscripciones e información escriba a foroconsumidordigital@gmail.com


Presidenta de Observatel, profesora de la Universidad Iberoamericana, miembro del Comité de Participación Ciudadana del SNA. Este artículo refleja su posición personal. Twitter:@soyirenelevy

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