Imaginen que un día suena la alerta de su whatsapp y el remitente del mensaje es el mismísimo Julio Cortázar hablándoles de una nueva historia en donde Rocamadour es el protagonista y la trama está completa en ese mensaje de texto… si, toda la historia resumida a una conversación entre dos o tres personajes que sostienen una charla por mensajes de chat que inexplicablemente se ha enlazado con nuestro propio perfil de mensajes.

Me encontré con una aplicación que aspira a llevar la literatura a estas formas. Se trata de “Hooked” (enganchado, si lo traducimos al español), una propuesta que vio la luz en los primeros meses del 2017 y cuyo argumento es el de “ayudar a fomentar la lectura entre las nuevas generaciones” tan habituadas a los textos y conversaciones cortas estructuradas en las redes sociales y aplicaciones de mensajería para dispositivos móviles.

La aplicación ha sido nombrada ganadora dentro de la categoría de mejor startup 2017 durante los Google Play Awards, y aunque la propuesta no es del todo novedosa, pues ya existían por ejemplo Book Messenger, de Penguin Books o Amazon Rapids, de Amazon, lo que es una novedad es que el formato que nos ofrece es justamente una conversación de chat entre los personajes que, despojándose de la presencia de un narrador, o cualquier otro artificio retórico, nos convierte en “voyeuristas” en una conversación ajena cuyo contenido tiene que ver con una trama narrativa.

Hasta hoy, la historia con más descargas y lectores es The Watcher, escrita por Sean Dunne, que comienza cuando Chloe recibe mensajes de texto de su padre alertándola de que corre peligro. La “historia” tiene casi cinco estrellas en el portal de crítica literaria Goodreads.

La app, que ha sido desarrollada para jóvenes lectores, ha recibido también críticas negativas por parte de algunos expertos editores y críticos literarios, argumentando que la mayoría de las historias que ofrece son exageradamente violentas, y con temas sexuales (y muy a menudo temas de homosexualidad mal abordada), consumo de drogas, pornografía y horror, lo que hace que los chicos se enganchen, pero que al final ni siquiera adquieran esa capacidad de imaginación y abstracción que la lectura de un libro “editado” en forma ofrece. Es decir, son historias efectistas.

Saltan entonces las comparaciones entre formatos; por un lado aquel que permite imaginar, por ejemplo, un Macondo maravilloso con ventanales y aceras por donde los gitanos, comandados por el viejo Melquiades, caminaban ofreciendo sus mercancías y en el que las historias se bifurcan y los personajes van adquiriendo matices cada vez más complejos que exigen “algo más” al lector; y el otro que requiere de una evidente capacidad de concreción y debe recurrir al escándalo.

Estas nuevas formas narrativas que se están creando a partir de las nuevas tecnologías tiene un camino largo que recorrer, quizá habría que llamar la atención de los nuevos talentos para que se asomen a estos recursos que tenemos disponibles hoy, para que propuestas como “Hoocked” den el salto a algo más literario

@Lacevos

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