Hace más de una década, el uso del signo ortográfico o caracter conocido en aquel entonces en los manuales ortotipográficos como “almohadilla”, “numeral” o “gato” (este último debido a la relación con el juego también llamado tic tac toe) era insignificante y tenía cuando mucho dos funciones medianamente importantes: indicar una cifra o activar códigos abreviados en un teclado telefónico.

Pero justo en septiembre de hace 10 años, la suerte de este poco relevante signo cambiaría para siempre cuando el diseñador norteamericano, empleado de Google, Chris Messina, uno de los primeros usuarios vehementes de Twitter, lo propuso a sus seguidores como un signo-vínculo para agrupar temáticas que se quisieran discutir.

En un principio los directivos de Twitter dudaron de la efectividad de la propuesta de Messina, sin embargo y muy a pesar de sus pronósticos, a mediados de 2007 accedieron a incluirlo entre las herramientas de su red social y fue justamente un usuario de Twitter, Nate Ritter, quien incluyó #sandiegofire en sus tuits sobre los incendios forestales en California en octubre de 2007, logrando que el resto de los usuarios estuvieran al tanto de los acontecimientos y establecieran una importante red de datos con respecto a lo que pasaba esos días con los bosques californianos. Ya en 2008 y 2009, sucesos como la campaña presidencial de Barack Obama y las protestas callejeras en Irán hicieron que el uso del hashtag (etiqueta, en español) fuera una forma muy efectiva de compartir opiniones, y encontrar noticias con contenidos muy específicos, y que además han servido como indicadores de popularidad y para hacer tendencias en la red, aumentando la exposición del usuario.

Según un estudio de la compañía de analítica Simply Measured, para las distintas redes sociales que usan etiquetas se recomienda utilizarlas con moderación para que no pierdan su efectividad, así como generarlas a partir de palabras sencillas y frases que no compliquen su legibilidad. Diez años después, el uso de etiquetas se ha extendido a tal nivel que se emplean unos 125 millones de hashtags al día, tan solo en Twitter.

Todo puede ser etiquetado, desde lo más pueril, como un #Lord o una #Lady, hasta lo más trascendental para pueblos completos, como todas las #primaveras que sucedieron a las etapas más grises de las dictaduras de los últimos años. A tan poco tiempo hay ya algunos hashtags clásicos, los más famosos #FollowFriday (que invitaba a las personas a recomendar a otros usuarios de las redes o #TBT (Throwback Thursday o jueves de antaño, que hace una nostálgica remembranza de las modas pasadas); y algunos que no debieron morir, como el #JuevesDeLibros; pero para quien los usa con más seriedad, como ya mencionamos, lo importante es atraer a los seguidores correctos, para que la información que se comparte sea vista. Incluso, hay herramientas en Internet (algunas gratuitas y otras de pago, nada baratas) así como aplicaciones móviles en donde ponemos el hashtag preciso para un tuit o una foto.

@Lacevos

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