El pasado mes de mayo en la Ciudad de México será recordado por los capitalinos como uno de los más calurosos y contaminados de los que se tiene registro, por lo menos en los últimos 30 años. Los primeros días del mes se conjuntaron varios factores como temperaturas por encima del promedio, poca lluvia y una prolongada sequía, además de un sistema de alta presión que evitó la dispersión de contaminantes.

Entre avenidas sucias, árboles languidecidos y un cielo del color de la tierra, los habitantes de la ciudad vivieron una de las peores crisis ambientales de los últimos años. La mala noticia es que estas condiciones “anómalas” son cada vez más comunes y existe el riesgo de que se conviertan en una nueva “normalidad” en la que demos por sentado que el aire que respiramos está contaminado y no hay manera de evitarlo. Estas condiciones desfavorables son cada vez más frecuentes y tienen mucho que ver con un fenómeno a nivel global que está cambiando las condiciones de todos los seres vivos que habitan el planeta: el cambio climático causado por el calentamiento global .

Hoy, en el marco del Día Mundial del Medio Ambiente , quiero hablar de manera breve sobre los retos ambientales que enfrentamos y la forma en que la energía eólica puede ser una parte de la gran solución que necesitamos. Para comenzar, es necesario aclarar el concepto de cambio climático. La ONU lo define como "un cambio en el clima, atribuible directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad climática natural observada durante períodos de tiempo comparables".

El cambio climático que enfrentamos está vinculado estrechamente con la actividad humana y más precisamente con la actividad industrial . Las principales causas del cambio climático son la quema de combustibles fósiles, especialmente carbón, gas y petróleo, y a la deforestación, es decir, a la pérdida de cobertura forestal. Ambos fenómenos tienen como consecuencia la excesiva emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero (GEI) , mismos que están incrementando la temperatura del planeta.

Los gases de efecto invernadero son necesarios de forma natural para la vida en el planeta, ya que, al impedir que parte del calor del sol se propague hacia el espacio exterior, hacen la Tierra habitable. Sin embargo, después de más de un siglo y medio de industrialización, deforestación y agricultura a gran escala, las cantidades de este gas en la atmósfera se han incrementado en niveles nunca vistos, lo cual tiene como consecuencia una agudización del efecto invernadero y el aumento inusual en la temperatura de nuestros mares y de todo el mundo.

Los expertos estiman que un aumento en la temperatura global de 1.5 grados centígrados provocaría impactos irreversibles; uno de dos grados desataría efectos catastróficos. Entre ellos podemos nombrar: el derretimiento de la masa de hielo en los polos; el aumento del nivel del mar, lo que produce inundaciones y amenaza los litorales costeros; la generación de fenómenos meteorológicos más violentos; sequías más prolongadas; incendios forestales; la muerte de especies animales y vegetales; la migración de personas por causas climáticas; y la destrucción de los medios de subsistencia, especialmente en países en desarrollo.

Ante este escenario, hay empresas y sectores que han dirigido sus esfuerzos a la innovación y a la sostenibilidad para generar soluciones al cambio climático y que pueden aportar de forma importante a las economías nacionales, crear empleos e inversiones, al tiempo que cuidan y protegen el medio ambiente. Actualmente, con las nuevas tecnologías, cada vez más eficientes, se está produciendo energía limpia y renovable a un costo más bajo que la de los combustibles fósiles. Ejemplos de esto son la energía eólica y la solar , las cuales se han constituido como las fuentes más baratas de nueva energía mayorista en prácticamente todos los países desarrollados.

De acuerdo con el Consejo Global de Energía Eólica (GWEC, por sus siglas en inglés) la energía eólica mundial podría crecer 50% en cinco años. Para este año, las instalaciones mundiales de energía eólica marina y en tierra aumentarán hasta 65.4 GW desde 51.3 GW en 2018, con países como China y Estados Unidos liderando este sector. Asimismo, de acuerdo con GWEC, México tuvo un año récord con la instalación de 929 MW en 2018 y la misma organización mantiene una prospectiva positiva de que para 2024, México generará 35% de su energía a través de fuentes renovables .

Nuestro país tiene una enorme oportunidad para apuntalar las metas del combate al cambio climático. Tan solo en este sexenio, nuestro país podría triplicar la capacidad total instalada de generación eólica para llegar a casi 15 mil MW distribuidos en 18 estados del país. Si logramos este objetivo de mediano plazo, las empresas del sector eólico contribuirán a la diversificación de la matriz energética y apoyaremos el crecimiento del país con energía limpia, que no utiliza combustibles fósiles, accesible y competitiva.

Actualmente, los proyectos eólicos que ya operan en nuestro país evitan la emisión de 12.9 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera cada año. Esto es un gran avance, pero necesitamos ser más ambiciosos, porque lo que está en juego es la vida en el planeta tal como la conocemos. Para 2050, México tiene como meta generar 50% de energías limpias, de las cuales un tercio provendrá de la eólica.

El punto de no retorno está cada vez más cerca y el verdadero cambio sólo se puede lograr con la voluntad y cooperación de todos los actores; los gobiernos, empresas y sociedad ya estamos en la lucha, aportando cada quien desde su trinchera lo que se necesita. En este sentido, las acciones aisladas no son suficientes, pero el peor desastre sería la indiferencia .

Director ejecutivo de la Asociación Mexicana de Energía Eólica 

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