En la última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (Encodat 2016-2017) vimos un aumento en el consumo de tabaco en niñas de entre 13 y 15 años. Este incremento lo habíamos advertido desde la encuesta de 2011 y para la de 2016 esa tendencia se mantuvo, lo que convierte a las niñas en el grupo más susceptible para consumir tabaco, porque están iniciando a muy temprana edad, alrededor de los 13 años.

Esto prende un foco rojo. Desde el punto de vista epidemiológico es algo muy preocupante, porque el hecho de que una niña empiece a fumar a muy temprana edad incide en su desarrollo, porque el tabaco impacta directamente en el sistema nervioso central, el cual a esta edad todavía no se encuentra lo suficientemente maduro.

Por lo tanto, con una droga como la nicotina, que es altamente adictiva y que tienen puntos de unión específicos en el cerebro —que se llaman receptores— y que cuando se consume de manera crónica puede modificar la condición del cerebro. De esto depende que el proceso de adicción sea mucho más rápido.

Las mujeres y niñas son más susceptibles a desarrollar una adicción al tabaco por los factores externos que hay en torno a su consumo, porque las mujeres tienden a asociar el cigarro con cuestiones de tipo emocional, de control, además de que el tabaco históricamente se ha considerado como un código masculino y sigue siendo un código de empoderamiento. En la televisión vemos a las mujeres fumar, así como en una situación tensa, lo que se relaciona con tener control.

Debemos atender todos los factores que pueden generar la adicción hacia el tabaco, sobre todo en los niños y adolescentes.

Se deben hacer más estrictas las regulaciones y vigilar que su implementación se cumpla.

Es evidente que prevalece un bajo nivel de observancia del marco normativo en la materia. A pesar de que en los grandes establecimientos comerciales así como en los supermercados no se venden los cigarros a menores, existe el fenómeno de la venta unitaria en las “tienditas”, situación que no está regulada y en esos lugares es donde se les facilita a los menores de edad su compra.

Es más fácil para un adolescente comprar un cigarro de cinco pesos en una tienda o en un puesto ambulante, que una cajetilla de 40 o 50 pesos.

Las estrategias publicitarias de la industria tabacalera se han encargado de buscar maneras de continuar atrayendo a los consumidores, en especial a los más jóvenes, como es la introducción de cigarros electrónicos y con saborizantes.

Los sabores con los que se fabrican este tipo de cigarros son atractivos para los menores, como los de fresa y mora azul. Eso los incita a consumir desde edades cada vez más tempranas, lo que es un fenómeno en el que aún no sabemos con certeza cuántos niños están empezando a fumar con cigarro electrónico, pero si no ponemos atención a su venta, podría ser un factor que detone un aumento en el consumo en menores de edad.

El tabaco se considera como una droga de “puerta de entrada” a otras adicciones, porque quienes lo consumen tienen 13 veces más posibilidades de hacerlo con alcohol y 13.5 veces más de usar marihuana, por lo que necesitamos fortalecer las medidas preventivas y la regulación en la materia, no sólo para disminuir el consumo de tabaco, sino también para reducir el número de fumadores pasivos.

Es de suma importancia sensibilizar a los padres de familia en el impacto que tiene para los niños y adolescentes fumar en casa. Los hijos de fumadores tienen cuatro veces más riesgo de comenzar a consumir tabaco, porque hay una baja percepción de riesgo respecto a esta sustancia.

Las personas que consumen tabaco deben estar bien informadas sobre los daños que ocasiona ese producto, no sólo por su salud, sino también por la de los que les rodean.

Es necesario en este marco, hacer campañas de prevención contra el uso de tabaco, las cuales tienen que ser más integrales, que estén presentes a lo largo del año y no sólo cuando se acerca el Día Mundial contra el Tabaquismo. Además, deben ir dirigidas a grupos específicos de la población, y considerar que sólo con educación podremos combatir el problema de adicción al tabaco y a otras drogas.

Coordinadora del Programa de Investigación y Prevención de Tabaquismo de la Facultad de Medicina de la UNAM

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