En términos generales, no hubo decisiones que fueron directamente al marcador, salvo en el Tigres-Necaxa, donde se sancionó un penalti sobre André-Pierre Gignac, en el cual nunca hay contacto sobre el jugador francés y con ese gol ganó su equipo. El árbitro fue el joven Adonai Escobedo, a quien le ganó la experiencia del goleador europeo.

En el Pumas-Santos, David Cabrera se debió haber ido expulsado, y dos veces, por acciones de juego brusco grave. A Luis Enrique Santander le pasaron de noche esas entradas por no atreverse a sacar la tarjeta roja. Fue un trabajo muy deficiente.

Paul Delgadillo, otro árbitro con experiencia, tampoco se atrevió a sacar la roja a Efraín Juárez del Monterrey, en el juego con los Lobos BUAP. Son jugadas que no deberían írsele a gente de experiencia, como lo es él.

De lo bueno, también estuvo el trabajo de Isaac Rojas en el Chivas-Atlas. No le tembló la mano al señalar el penalti para el visitante.

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