El principal problema de los Pumas, más allá de los pésimos resultados en un par de años, es que su directiva no ha sido directa y concreta respecto de lo que pretende hacer con este equipo. Una brutal falta de comunicación hacia los cientos de miles de aficionados universitarios.

No existe una línea frontal. Si el proyecto de Rodrigo Ares de Parga es resurgir la cantera y fabricar futbolistas con la incorporación de talento foráneo, que lo comuniquen así. Si el proyecto es ponerse la meta de ganar un campeonato con estos jugadores de extracción universitaria en un determinado plazo, que también lo informen así. Es decir, no confundir y ser claros.

Pero ese supuesto trabajo se ha quedado en una promesa que, de nueva cuenta, les vuelve a causar conflictos, porque ante la falta de seriedad para definir qué rumbo quieren tomar, el equipo ha dado tumbos, por más que iniciaron de buena manera este Clausura 2018. Porque si la idea es sacar jóvenes de sus fuerzas básicas, consolidarlos, darles la oportunidad de jugar tres o cuatro años hasta que se conviertan en buenos futbolistas —bien arropados por extranjeros de calidad—, para después venderlos y volver a tener capital para invertir, van por un mal camino.

De la actual plantilla, sólo el delantero Brian Figueroa está por debajo de los 20 años (con 18), y han tenido que recurrir a regresar jugadores que habían salido de la institución, para reforzar ciertas zonas del campo: Luis Fuentes, de 31 años; Pablo Barrera , de 30 y David Cabrera , de 28.

El promedio de edad de los futbolistas surgidos de las fuerzas básicas de Pumas es de 24.8 años; esto sin contar a los extranjeros, cuya incorporación es cosa aparte. Entonces, en dónde está ese proyecto cuando el que le sigue a Figueroa, entre los jóvenes con regularidad, es Alan Mozo, de 20 años. En verdad que han desperdiciado mucho tiempo y están muy lejos de lo que alguna vez cimentó RenatoCesarini o de lo que construyeron los Aguilar Álvarez.

Ahora quieren cargar de toda la responsabilidad a David Patiño, cuando sus decisiones son las que han perjudicado al equipo. Y si en verdad van a apostar por darle más juego a los jóvenes, entonces deben considerar también en mantener a este entrenador, quien tiene mucho mayor conocimiento, que ellos, del trabajo en las categorías inferiores.

Está claro que no armaron un equipo para el título y ahora pagan por la poca certeza de lo que pretenden hacer con este club. Y como no se sabe qué quieren, lo único que generan es una incertidumbre que perjudica todavía más a un equipo que de por sí tenía pocas aspiraciones ante las inversiones de otros.

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