Los expertos aseguran que renació el boxeo, que fue una de las peleas más puras de las últimas funciones populares. El boxeo es un buen show para los sábados por la noche y más cuando se trata de ver a un mexicano pelear contra un kazajo en pleno 16 de septiembre.

Por eso, Saúl Canelo Álvarez y Gennady Golovkin lograron captar tantos millones de televidentes. Números más, números menos, generaron una audiencia de más de 30 millones de televidentes.

En mayo, la función entre los mexicanos Canelo y Chávez Jr. fue vista por 32 millones.

Alvarez puede ser cuestionado y hasta minimizado por analistas de boxeo, pero de que es una máquina para generar audiencia, lo es. Es el estandarte de estas funciones, que solamente interesan en México y Estados Unidos, pero son capaces de hacer millones de dólares. Solamente 40 millones por taquilla, otros 20 de esquilmos, y de pago por evento alrededor de tres. Sumemos a patrocinadores, derechos de televisión, apuestas, productos oficiales. No llegaron a los niveles del fraude entre Mayweather y McGregor, pero aquí, a diferencia de esa multimillonaria función, sí hubo boxeo.

Canelo, en dos peleas en el año, ha ganado lo mismo que Leo Messi en todo un año futbolístico con el Barcelona. Solamente el sábado le pagaron 20 millones de dólares garantizados y falta que hagan cuentas del pago por evento, donde lo corresponden cinco más.

Golovkin, en esas cosas raras que pasan en el boxeo, en donde uno siempre gana menos que el otro aunque sea el campeón del mundo, se embolsó 10 millones garantizados y cuando HBO saque las cuentas, le darán dos más del pago por ver.

Que si ganó el Canelo, que si lo hizo Golovkin, que el empate fue injusto. Eso sí, todo México hablaba del tema, porque es un producto multipublicitado. Se destinan muchos espacios previos en Televisa y Azteca para promocionar la función.

Los diarios hacemos especiales y en redes sociales se ve continuamente a los pugilistas; desde memes hasta notas serias, pero todo suma para la alta promoción.

Se escuchó tanto la noche del sábado que el empate restaba credibilidad al boxeo como si en verdad la tuviera.

Ni el kazajo, ni el mexicano aceptaron el resultado con ánimo y profesionalismo. Una aberrante falta de respeto a la autoridad, porque nadie puede asegurar que ganó uno u otro, pero el cuestionamiento a los jueces fue un bombardeo de cada uno de los equipos de los pugilistas.

La jueza Adalaide Byrd calificó la pelea 118-110 para Canelo, Dave Moretti dio 115 a 113 para Golovkin y Don Trella fue quien decidió el empate, al otorgar a ambos 114 puntos.

Ahora, asegurar que todo se hizo para que ganaran los casinos, porque pocos apostaron al empate, sería llevar al boxeo como si fuera manejado por la Cosa Nostra, aunque no sería extraño.

Da gusto ver boxeo como se vivió el sábado en la T-Mobile Arena.

Detractores, defensores, porristas, amargados, optimistas, nadie pero nadie puede calificar como una mala pelea lo que ofrecieron Canelo y GGG.

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