¿Son moda o tendencia? ¿Monterrey y Tigres son la vanguardia del futbol mexicano? ¿Cuántos equipos más pueden replicar sus modelos?

Lo cierto es que en los últimos siete años, los equipos del norte roban la atención de los medios; despiertan empatías, como también envidias. Sus inversiones suenan en México y resuenan en todo el continente. Estadios nuevos, contrataciones millonarias. Vamos, parece que no hay límites y que su techo es su propia motivación.

¿Finales?, muchas.

¿Títulos?, varios.

En el campo de juego, Tigres y Rayados tampoco pasan desapercibidos. Críticas, elogios, detractores, adoradores. Pero nunca, nunca, indiferencia.

Fuera de Monterrey, podrán ver o no los juegos de Rayados y felinos, pero es obligado entre los aficionados al resto de los equipos preguntar cómo les fue a ambas escuadras del norte.

Lejos del arrastre que tiene equipos como Pumas, Cruz Azul, Chivas y América, que mueven millones de personas en toda la República, los dos equipos de la Sultana del Norte son un fenómeno digno de análisis.

Luego de los juegos de ida de semifinales, siendo el uno y el dos de la tabla general del Apertura, Rayados y Tigres, respectivamente, están cada vez más cerca de lograr lo que hace no mucho parecía impensable: una final entre ambos.

Exaltación total. El más húmedo y erótico de los sueños futbolísticos que puedan tener los hijos del Cerro de la Silla.

Y lo mejor de todo es que no sería fortuito, no habría casualidad. La final regia no sería consecuencia de la irregularidad del torneo, sino producto de la fuerza y empuje que vienen mostrando ambas instituciones en los últimos años.

¿El norte debe regir el futuro del balompié mexicano?

¿Llegaron para quedarse o van de paso?

¿Quién va a poner el asado para la final?

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