He dedicado gran parte de mi vida al estudio de la historia de México y no recuerdo el nombre de ningún presidente, electo o en funciones, que se burlara abiertamente y en términos tan infamantes de la inteligencia nacional con independencia de la magnitud que el lector quisiera concederle a este último enunciado.

AMLO ha venido distrayendo en los últimos dos meses a la sociedad mexicana con el NAICM, un proyecto indispensable e inaplazable que reportaría beneficios irrefutables al país, en lugar de explicar su estrategia para resolver los complejos problemas nacionales, aportar las claves para construir un Estado de Derecho, proponer su táctica para erradicar la corrupción, crear cientos de miles de empleos, atacar la informalidad y la desigualdad social, así como elaborar planes para financiar el pago de los crecientes intereses de la deuda pública y enfrentar la amenaza ya presente derivada de la robotización, entre otras acechanzas que deberían alarmar al nuevo gobierno. ¿Por qué, entonces, crear una espesa cortina de humo en esta coyuntura que debería aprovecharse para crear estabilidad y certidumbre y no zozobra, si es que en realidad desea convertirse en el mejor presidente de la historia de México.

¿A la “Honestidad Valiente” le es irrelevante que la consulta sea ilegal de acuerdo con el artículo 35 de la Constitución? ¿No importa que la Cámara Nacional de Autotransportes, la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores, el Centro para el Desarrollo de Sistemas Avanzados para la Aviación, Corporación Mitre, la Organización de Aviación Civil Internacional, el Colegio de Pilotos Aviadores de México, el Colegio de Controladores de Tráfico Aéreo, el Colegio de Ingenieros Mexicanos de Aeronáutica, entre muchas otras autoridades aeronáuticas más, hayan aprobado el aeropuerto de Texcoco y descartado el de Santa Lucía? Si quienes nos oponemos a la consulta, según él, somos “corruptos”, ¿cómo calificar entonces a quien abusa de la ignorancia y de la buena fe de la ciudadanía al llamarla a tomar una decisión cuyas consecuencias desconoce?

La consulta, una burda manipulación practicada por quien se erigió como el patriótico y luminoso defensor de la legitimidad electoral, constituye una estafa desde el sitio Mexicodecide.com, porque no funciona, los interesados pueden votar cuantas veces les venga en gana y la tinta, supuestamente indeleble para impedir posteriores sufragios, se borra de inmediato. El voto no es secreto, las casillas fueron colocadas tendenciosamente en municipios de concentración morenista, sin tomar en cuenta a quienes sí utilizan los servicios aéreos. Morena es juez y parte. ¿Y si las últimas elecciones hubieran sido organizadas como la actual consulta y hubieran ganado Meade o Anaya…?

¿Más? ¡Sí, claro! Las casas encuestadoras y diarios como Enkoll, Mitovsky y El Financiero, entre otros más, confirmaron a través de encuestas de opinión, la posición mayoritaria ciudadana de continuar con Texcoco, conclusión compartida con diversas organizaciones de reconocido prestigio internacional, como ALTA, Latin American and Caribbean Air Transport Association, OACI, Organización de aviación civil, Naco, Airport Consultancy and Engineering, IATA, Asociación Internacional de Transporte Aéreo y ARUP, Arup Group Limited, empresa especializada en dichos temas, entre otros tantos más.

Ni la opinión de expertos mexicanos y extranjeros ni la de las cámaras, asociaciones, centros, corporaciones, organizaciones, colegios y otras autoridades aeronáuticas más, ni las encuestas ni las posiciones de peritos publicadas en los diarios, lograron hacer entrar en razón a AMLO y a su futuro secretario de Comunicaciones, éste último, ya acusado de alterar peritajes internacionales a favor de Santa Lucía. No importaron los probables litigios entre empresas y gobierno ni contó la imposibilidad de amortizar los bonos verdes con valor de 6 mil millones de dólares, ni alarmó el daño a la imagen pública de la próxima administración, renuente a cumplir los contratos ya firmados, ni preocupan los obstáculos futuros para obtener financiamiento exterior para construir el tren maya ni se consideró el costo de la incertidumbre económica que podría aumentar las tasas de interés de la deuda pública, con lo cual se podría desfondar el próximo gobierno. Ningún argumento conmovió a AMLO…

Según la opinión de quien suscribe esta columna, López Obrador ha descubierto una abundante fuente de diversión al comprobar el revuelo nacional originado en sus declaraciones en los medios de difusión y le produce una intensa alegría jugar con la incertidumbre pública como si México fuera su juguete favorito. Una prueba de su inmensa dicha consiste en observar sus fotografías exhibiendo enormes sonrisas sin ostentar la menor preocupación, así como la inmensa felicidad que mostró al votar en blanco con el propósito de exhibir una ridícula, como inexistente objetividad. Él es el presidente, manda en el país, hace lo que desea y lo demuestra con la presente consulta…

El lunes AMLO anunciará a los medios que el proyecto en Texcoco va a culminarse y la consulta será desechada, porque finalmente la iniciativa privada se hará cargo de la obra sin la necesidad de invertir recursos públicos, obstáculo que, en buena parte había justificado la llamada “consulta”.

Si ya se había decidido continuar con el aeropuerto de Texcoco, ¿cuál era la necesidad de jugar con la opinión pública y mentir con el insultante argumento de que el pueblo es sabio y experto también en cuestiones aeronáuticas? ¿Por qué tener en jaque al país, a las calificadoras y a la inversión nacional y extranjera? ¿Tenemos acaso a un presidente travieso y juguetón con todos nosotros, un político que apuesta en forma insensata su capital político movido por una sorprendente y novedosa proclividad egocéntrica, hasta ahora desconocida en él?

Si todo estaba resuelto de antemano y se jugó con la opinión pública y Texcoco va, malo, muy malo; ahora bien, si no se trató de una burla y Santa Lucía va, bienvenidos entonces a otro sexenio sin palabra de honor, en el que se ignorará la fuerza impulsora de las razones y de la realidad. El error de octubre de cualquier forma ya se dio y consistió en el anuncio de la destrucción ética de la Cuarta Transformación, una bofetada a la nación…

Twitter: @fmartinmoreno

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