Es por demás evidente que la información sobre la marcha de la actividad turística es un elemento de la mayor importancia para una adecuada toma de decisiones de los actores privados, al tiempo que supone un insumo fundamental para la definición de las políticas públicas de impulso al sector.

Sin duda, la complejidad propia de la actividad turística implica importantes retos para el acopio de información, pues si bien la existencia de registros administrativos producto de los flujos turísticos internacionales se ha fortalecido al paso del tiempo, particularmente en lo que se refiere al movimiento no fronterizo, el enorme volumen de los desplazamientos de los residentes en el país, así como la falta de existencia de una cuenta específica de turismo en el marco de la contabilidad nacional, dificultan la disponibilidad de información fiable, pertinente y veraz.

Dicho lo anterior es innegable que México ha realizado importantes avances en la construcción de un sistema estadístico en materia turística, dentro de los que se tienen la conformación de la Cuenta Satélite del Turismo por parte de Inegi —muy probablemente insuficientemente aprovechada—, el portal estadístico de Sectur que incluye el operativo del monitoreo de la ocupación hotelera ‘Datatur’ que, por cierto, parece bastante rebasado por la realidad, la información derivada del Sistema Integral de Operación Migratoria a cargo de la Secretaría de Gobernación y el reciente relevo en la compilación de estadísticas del turismo internacional que ha sido asumido de manera ordenada por el Inegi, luego de que durante años fuera una responsabilidad del Banco de México.

Lo anterior; sin embargo, no es suficiente, y en una entrega posterior me referiré a los pendientes en la agenda estadística del sector turístico, limitándome, por el momento a abordar algunos de los retos que se derivan del adecuado manejo, interpretación y comunicación de la información que está disponible en la actualidad.

En buena medida la motivación para realizar este análisis se desprende del Comunicado de Prensa 016/2019 que circuló la Secretaría de Turismo en días pasados y que se encuentra disponible en la página de internet de la dependencia, referido al cierre anual del turismo internacional hacia México.

Más allá de las faltas ortográficas comunes en estos medios, de las imprecisiones en el uso de la terminología y de las dudas que se derivan de la afirmación que Inegi gestiona la Cuenta de viajeros internacionales (en la información publicada, en realidad, dicha institución se refiere a las encuestas de viajeros y no a una cuenta como sí lo hace el Banco de México), me parece que es de llamar la atención tres aspectos contenidos en esta pieza informativa:

Así, en primer término, la Sectur parece muy optimista —lo que no necesariamente corresponde con el sentir de la industria— al prever que los flujos crecerán 5.2%, tanto en llegadas de turistas internacionales como en ingresos por visitantes internacionales. Si no inalcanzable, estas cifras lucen lejanas luego de la cancelación del Consejo de Promoción Turística de México y de la desaparición de recursos canalizados por el gobierno federal para la promoción turística. Un primer dato duro que refleja las dificultades del momento se encuentra en el reporte de operación del grupo aeroportuario ASUR que reporta una caída de 2% en el volumen de pasajeros atendidos en enero de 2019 en el aeropuerto de Cancún.

Por otro lado, sorprende que la dependencia siga usando las cifras de llegadas de turistas aéreos por nacionalidad, sin reconocer que desde 2012 en la misma fuente (Unidad de Política Migratoria) existe la información por país de residencia de los visitantes. La propia definición de turismo de la Organización Mundial de Turismo establece que es un error dar preponderancia a la nacionalidad sobre el lugar de residencia habitual de los visitantes.

Finalmente, es notable (y correcto en mi opinión) que la dependencia reconozca y no cuestione la expansión en el volumen de turistas fronterizos entre 2013 y 2018, señalando que en ese periodo crecieron en 88.6%; con lo que se asume que los dos ajustes metodológicos realizados en la medición de esta variable en el lapso citado demuestran que este componente del fenómeno turístico estaba subestimado.

Director de la Facultad de Turismo y Gastronomía, Universidad Anáhuac México. Twitter: @fcomadrid

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