Nunca he sido aficionado a las redes sociales. En parte, por mi falta de costumbre o habilidad para manejarlas y, por otra, la negativa de compartir qué es lo que hago cuando no estoy desempeñando mis labores. Eso para mí eran las redes sociales, al menos al principio.

Es cierto que una de las maravillas de mi generación es la capacidad de adaptación y mimetizarnos con la tecnología, así como diferentes plataformas. Hacernos no sólo usuarios, sino crear nuestro idioma. Además, ahora monetizarlas y también ser el lugar donde podremos ver nuestros deportes favoritos.

La tecnología nos proporciona una herramienta más: nos conecta, nos brinda inmediatez, saber qué es lo que pasa a nuestro alrededor, porque —al final— el usuario es gente ávida de contenido y las empresas lo están entendiendo. Sorprendió a algunos, y para otros tantos, sólo era cuestión de tiempo, Mark Zuckerberg hace una oferta de 610 millones de dólares para poder transmitir deportes a través de su plataforma (Facebook). Al final, no se cristalizó la compra de los derechos de cricket en India, pero sí marcaron la tendencia.

Tendencia de migrar a lo digital como un medio para mantener a las audiencias, sin significar el decremento de los medios tradicionales. Siempre que hay un avance tecnológico, tendemos a engrandecer su papel; ocurrió con la imprenta, el telégrafo, la radio, televisión y —por qué no seguir por la misma línea de pensamiento— las redes sociales. Pero ojo, el streaming de eventos deportivos en diferentes plataformas sólo es una reacción a nuestros usos y costumbres, a nuestro estilo de vida. Seguiremos siendo hombres y mujeres de costumbres.

El año pasado seguí los partidos de jueves por la noche por Twitter. Primero, porque mis labores me impedían sentarme a disfrutarlo como se debe, pero también para hacer un experimento, probar qué tan bien o mal se veía la transmisión espejo de la cadena. El resultado fue magnífico para una inversión de 10 millones de dólares.

Este año, la NFL se percató que no sólo funcionó su experimento, sino que había que subirle el costo a esta nueva unidad de negocios: la rama digital, y Amazon fue el que desembolsó 50 millones. Esto es hasta hoy, pero prepárense para el e-commerce y también recordar que la Premier League subastará sus derechos digitales la próxima temporada, y Amazon suena fuertemente para ser el dueño.

Así que seguiremos migrando a lo digital, pero no significa que sea el deceso de la televisión, nuestro amado medio tradicional que nos ha acompañado por generaciones. Ahora, los ejecutivos de nuestro país deberán decidir qué derechos pagar para transmitir el contenido, el de siempre, el nuevo, o en su defecto ambos.

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