Crónica de un rompimiento anunciado, así como García Márquez narraba y tenía el manejo de todos los datos y eventos en un pueblo donde la vida de Santiago Nassar corría peligro en Crónicas de una muerte anunciada, la cimbra en Boston es más grande que la falla de San Andrés.

El que tiene todos los detalles en esta historia y meses de investigación es un colega en Estados Unidos que hace público y destapa lo que era un secreto a voces y entrega una pieza sin igual, Seth Wilkersham.

Todo por servir, acaba y parece que en Foxborough la hora tan temida, la que durante más de una década y un lustro pudieron evitar ahora está a la vuelta de la esquina. La relación entre el jugador más ganador en la historia de la era del Super Bowl y el entrenador que logró superar al mítico Don Shula; está fragmentada. El mayor problema: el dueño del equipo está en medio, intentando salir airoso.

Como en todo conflicto no debemos dejar de lado el factor humano, lo normal y común que es el desgaste de una relación, pero si al ente, al individuo que detona el conflicto, que dispara esa chispa en medio de un sembradío árido y listo para desvanecer años de trabajo. Alex Guerrero, amigo, colaborador, socio y padrino de uno de los hijos de Brady.

Como en la construcción de toda historia tenemos al héroe, antihéroe y a un ejército de hombres intentando salir adelante ante las situaciones que se presentan. Brady y su consolidación como el mejor jugador de la historia (lo podrán debatir por los escándalos en los que ha estado inmiscuido) sus números y anillos lo respaldan.

A un personaje incomprendido por muchos que es un fuera de serie en lo que hace Bill Belichick y a un detonante del cambio. En medio, el dueño que responde a los embates y silenciosamente es el estandarte de una causa, mantener esta paternidad en la NFL.

Este agente (Guerrero) con el paso de los años ha logrado convencer al jugador de hacer cambios que a la organización y al entrenador no le han parecido. Al final de cuentas permitieron durante mucho tiempo que pasara hasta al punto donde no había retorno. Esta historia parece salida de un guión, pero con un rasgo inequívoco de una realidad, la relación está rota, alguien tendrá que cambiar o salir. En este escenario el más desfavorecido es el entrenador.

Aunque salga el Sr. Kraft a desmentir yme parece que el tren ya salió de la estación. Sólo el tiempo tendrá la última palabra y sabremos en que terminará este lío en el corazón de los Patriotas. Lo único en lo que Robert Kraft ha sido explícito es: Belichick nos entrenará la próxima temporada. Acabando de este forma los rumores que los colocaban en la Gran Manzana con los Gigantes de Nueva York… vaya lío.

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