El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer. Además de celebrar el esfuerzo, la determinación y el papel tan importante de las mujeres en el desarrollo de las comunidades, es un buen momento para reflexionar acerca de los principales retos que enfrentamos en el camino hacia la equidad de género.

En mi opinión, una de las principales barreras que enfrentan las mujeres son los prejuicios culturales y los estereotipos rígidos de género que limitan su desarrollo pleno en igualdad de condiciones que los hombres. Es verdad que la equidad, la justicia social, el feminismo y el sentimiento negativo hacia la discriminación están presentes en el discurso público, pero para transformar este impulso en acción se necesita un cambio de actitud.

Este año, el lema del Día Internacional de la Mujer es “Ahora es el momento: las activistas rurales y urbanas transforman la vida de las mujeres”. Es un llamado a que todos seamos activistas en favor de la igualdad de género. No importa el ambiente en el que te desenvuelvas, siempre hay acciones que puedes llevar a cabo en contra de la discriminación. El primer paso es estar conscientes de las actitudes que debemos cambiar. Muchas veces los comportamientos sexistas están tan arraigados en la cotidianidad que pasan desapercibidos. Sin darnos cuenta, somos los primeros en juzgar, discriminar, ofender y limitar.

Es momento de entender que una mujer fuerte y estratégica no necesariamente implica que sea manipuladora. Asertividad no es sinónimo de agresividad. Dejemos de subestimar el liderazgo femenino y aceptemos que las capacidades de un ser humano no dependen del género. Es mucho más común llamar a una mujer controladora, obsesiva, caprichosa, hormonal, necia e intrusiva que a un hombre, aunque los dos se comporten de la misma manera. Ahora es el momento de cambiar estos prejuicios. El género no nos define.

La igualdad de género es un tema importante en la Agenda 2030. Por supuesto que es fundamental impulsar la igualdad de género en la educación y en el acceso a los servicios de salud, así como implementar políticas públicas y campañas dirigidas a reducir la violencia de género en todos los ámbitos, eliminar la discriminación en el ámbito laboral y otras prácticas nocivas como el matrimonio infantil o la mutilación genital. El sector público y privado debe tomar cartas en el asunto porque, de acuerdo con datos del Foro Económico Mundial, a este ritmo nos tardaremos aproximadamente 200 años en alcanzar la paridad de género.

200 años es demasiado tiempo. ¡Ahora es el momento! Cada actitud cotidiana, por más pequeña que parezca, cuenta para construir una sociedad más justa. Transformar la calidad de vida de las mujeres está en manos de todos. Ahora es el momento de prestar atención a nuestras acciones; dejar de juzgar y empezar a entender. Hoy los invito a hacerse responsables, involucrarse en el asunto, ser activistas y convertir la igualdad de género en su causa.

Fundadora de la Fundación Angélica Fuentes

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