1. El 10 de enero, Miguel Ángel Osorio Chong dejó la Secretaría de Gobernación. Apenas 24 horas después, se fue casi todo su equipo. En su primer día en el cargo, el nuevo secretario, Alfonso Navarrete Prida, cambió a la mitad de los subsecretarios, así como al Oficial Mayor, al director general del Cisen y a muchos otros funcionarios menores. A once meses del fin de la administración Peña Nieto, una de las dos principales dependencias federales acaba de sufrir una purga digna de primer año de gobierno.

2. Esta rasurada en Gobernación no tiene, por supuesto, ninguna racionalidad administrativa: cambiar de tajo al equipo directivo de una dependencia significa frenar muchos procesos sustantivos durante meses. La lógica de esto es eminentemente política: poner al equipo de confianza a operar la maquinaria de Gobernación en el proceso electoral. Y, de paso, castigar a Osorio Chong por agravios reales o imaginarios.

3. Osorio Chong fue tal vez el titular de Gobernación más poderoso del último medio siglo. Pero su legado no va a estar a la altura del poder que ejerció. La secretaría enorme y multifuncional que construyó difícilmente sobrevivirá al cambio de gobierno. Andrés Manuel López Obrador ya se pronunció por reconstituir una Secretaría de Seguridad Pública, similar a la existente en los gobiernos panistas. Margarita Zavala ha sostenido la misma posición desde hace meses. La coalición Por México al Frente incluyó en su plataforma como objetivo crear una “instancia” federal, distinta a la Segob, encargada de la seguridad pública. Falta el PRI y su candidato, José Antonio Meade, pero según fuentes en el gobierno, allí también se inclinan por recrear una secretaría especializada. En resumen, pueden empezar a tocar un réquiem por la supersecretaría de Osorio.

4. Es significativo que el comisionado nacional de Seguridad, Renato Sales, y el comisionado general de la Policía Federal, Manelich Castilla, sobrevivieron a la purga ¿Señal de que son vistos como indispensables? ¿O muestra de que ninguno de los dos es particularmente importante en la estructura de Gobernación, al menos desde la perspectiva del nuevo equipo dirigente? Me inclino más por lo segundo. La titularidad de la CNS es un puesto con mucho bombo y poco poder. Y el actual jefe de la Policía Federal (PF) se ha destacado por muchas cosas, pero no por su independencia. Ninguno de los dos, ni Sales ni Castilla, pudo meter las manos, cuando en el día uno de la era Navarrete Prida, se ordenó desde Bucareli el cambio del titular de la división de Inteligencia de la PF.

5. Por último, ¿qué significa la llegada de Alberto Bazbaz al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen)? Es la recuperación del CISEN por parte de la Presidencia de la República. Durante la era Osorio, hubo una situación anómala: a la cabeza del organismo de inteligencia civil del Estado mexicano estaba Eugenio Imaz, un acólito cercanísimo del secretario de Gobernación, no un funcionario cercano al Presidente, como ha sucedido durante casi toda la historia del Centro. Ahora la excepción se acabó: Bazbaz es muchas cosas, pero ante todo es hombre del presidente Peña Nieto. Y no es casual que haya recibido su actual encomienda en esta temporada electoral. Con toda probabilidad, lo mandaron a operar, en el sentido más priísta de la palabra.

6. En conclusión, la Segob acaba de entrar de lleno y sin máscaras a la contienda electoral. Así de fácil. Así de obvio.

alejandrohope@outlook.com
@ahope71

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