En su primera conferencia de prensa mañanera, el presidente Andrés Manuel López Obrador afirmó lo siguiente: “El promedio es 50 homicidios diarios en sábado y domingo, con la aclaración de que estamos verificando las fuentes”.

La aclaración es pertinente, porque el dato, con elevadísima probabilidad, es incorrecto. Entre enero y octubre, último mes para el cual se tienen cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), se contabilizaron 27,792 víctimas de homicidio doloso, lo equivale a un promedio diario de 91.4.

Es decir, el dato del Presidente implicaría una disminución en el número de homicidios de 45% con respecto al promedio del año, algo que luce improbable.

Pero a esto hay que añadirle que algunos conteos informales en redes sociales ubicaron algo más de 160 víctimas de homicidio entre sábado y domingo. Esos datos tienen grados bajos de confiabilidad, pero dan un orden de magnitud sobre lo ocurrido.

López Obrador no es el primer presidente que suelta cifras no validadas sobre homicidios. Lo mismo le sucedió a Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón. Y es un error comprensible: el titular del Ejecutivo está bajo presión para dar información y eso lleva a sus subordinados a proporcionar datos no corroborados para salir del paso.

Pero eso puede tener consecuencias serias. Socava la credibilidad del Presidente. Genera confusión en la opinión pública. Peor aún, puede generar la tentación de masajear cifras oficiales.

Por ello, van unos humildes consejos sobre el manejo de este tipo de información para el equipo del Presidente López Obrador:

1. Por mucha que sea la presión, no le den al Presidente cifras no confirmadas. Es mejor reconocer que no se cuenta con el dato que proveer información que puede hacer patinar al jefe.

2. Traten de ceñirse a las fuentes oficiales: el SESNSP y el INEGI. El primero produce información mensual. El segundo libera datos de manera anual. No cometan el error de la administración Calderón, continuado en el gobierno de Peña Nieto, de mantener una serie distinta sobre un subconjunto de homicidios (presuntamente vinculados con delincuencia organizada). Eso genera una confusión espantosa.

3. Si necesitan datos con una frecuencia mayor que la mensual, pueden acordar con las procuradurías estatales, por el intermedio del SESNSP, el envío de avances de información. Pero trátenlos así, como aproximaciones sujetas a validación.

4. Usen como métrica el número de víctimas, no de carpetas de investigación. El objetivo es reducir el número de personas asesinadas, no la carga de trabajo de las procuradurías.

5. Eviten las comparaciones de mes a mes o de semana a semana o de día a día, en crudo y sin ningún ajuste: a) hay efectos calendario que complican el análisis (diciembre tiene más días que noviembre, por ejemplo), b) existen efectos estacionales (hay más homicidios en el verano, por ejemplo), y c) algunos incidentes coyunturales pueden mover el total sin que cambie la tendencia.

6. Preserven la integridad de la información oficial. Ustedes son los primeros interesados en que las cifras sean creíbles. Un número inverosímil no les sirve ni como propaganda: los que llevan años siguiendo esto se van a dar cuenta de la manipulación en cinco minutos.

Por último, tengan paciencia. Lo que hagan no se va a reflejar en las cifras en días o semanas. Probablemente tome años. Más vale estar preparado para ese hecho que vivir en la frustración permanente.

PD: Hay asuntos que trascienden las diferencias políticas. La pérdida de un ser querido es uno de ellos. Envío mi más sentido pésame a la señora Beatriz Gutiérrez Müller por la muerte de su madre. Que en paz descanse.

alejandrohope@outlook.com.
Twitter: @ahope71

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