El interés por bitcoin cada vez ha sido mayor en la medida que las instituciones financieras han decidido enfocar parte de su atención al comportamiento de las criptomonedas, que representan activos virtuales.

Bitcoin es la primera red de pagos descentralizada del mundo que funciona sin una autoridad monetaria y permite la transferencia de valor entre los usuarios. El protocolo “Bitcoin” utiliza unidades de cuenta digitales que se pueden enviar como pago de un usuario a otro a través de internet. Es pertinente hacer ciertas distinciones de términos. Bitcoin con “B” mayúscula, se refiere a la red la cual opera con un software denominado Bitcoin Core. Por el contrario, bitcoin con “b” minúscula se refiere a la moneda o a la unidad de cuenta.

El término Bitcoin fue introducido el 31 de octubre de 2008 en un artículo escrito por uno o varios individuos bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto. Posteriormente, Nakamoto publicó la primera versión del programa Bitcoin Core en sourceforge.com, un sitio utilizado para el desarrollo comunitario de nuevo software. El protocolo Bitcoin se lanzó para el uso público el 3 de enero de 2009. En el artículo publicado por Nakamoto se detalla el uso de Bitcoin como una forma de pago electrónico entre personas sin tener que utilizar a instituciones financieras como intermediarios.

El concepto de criptomoneda en un principio fue complicado. Nakamoto también explicó en su primer artículo que el mayor problema con internet es el de la duplicidad. Era simplemente imposible que la arquitectura anterior de internet permitiera a los usuarios identificar algo como una pieza única de propiedad digital. Este tipo de propiedad usualmente era fácilmente duplicado o manipulado y, como tal, se pensó que la moneda digital era una imposibilidad. Por ejemplo, es posible hacer una copia de un archivo MP3. Sin embargo, es difícil identificar el original. Además, incluso en una situación en la que podamos identificar el archivo MP3 original, ¿por qué sería más importante o valioso que la copia perfecta?

Nakamoto inventó una solución a este problema en Bitcoin: un libro contable virtual distribuido y descentralizado que contabilizaba cada bitcoin individual y que sólo puede ser manipulado por un usuario en un momento dado. Este libro contable virtual se denomina Block Chain (cadena de bloques). A través de Block Chain, Nakamoto estableció la primera red completamente segura del mundo que produjo unidades únicas e identificables de propiedad digital.

En el caso de Bitcoin, los mercados financieros en todo el mundo se enfrentan a una encrucijada: bitcoin como una moneda digital innovadora sirve como medio de intercambio, a pesar de ser una moneda descentralizada y desnacionalizada. Sin embargo, también tiene algunas ventajas adicionales: en primer lugar, cualquier ingreso derivado de transacciones de bitcoins va directamente a los comerciantes y, en segundo lugar, el costo promedio de los comerciantes de transacciones en bitcoin es menor que la mayoría de los otros métodos de transferencia de valor electrónico (i.e. tarjetas de crédito, paypal, etc).

Sin embargo, esta nueva tecnología también conlleva algunos costos intrínsecos. El valor de la es altamente volátil, y en ocasionas sufre fluctuaciones erráticas causadas por noticias relacionados con bitcoin o comentarios realizados por las autoridades monetarias con respecto a su posible uso y regulación.

Es difícil suponer que bitcoin será una buena inversión en un horizonte de muy largo plazo. Cada vez son más los bancos centrales que han mostrado una cierta inclinación por tratar de regular las operaciones realizadas a través de criptomonedas. Por otra parte, si bien bitcoin es la más utilizada y aceptada como medio de pago, cada vez es mayor la exposición que tienen otras criptomonedas como Ethereum (ETH) y Litecoin (LTC), lo que eventualmente impactará al precio de bitcoin.

No obstante, se ha reconocido que en el corto plazo podría haber espacio para que aumente su precio. El uso de las criptomonedas cada vez ha sido mayor. En el caso de transacciones con bitcoin, éstas han aumentado en casi 700% desde 2016, mientras que el uso de Ethereum ha aumentado en más de 3,300% (Business Insider). Por su parte, hay una diversidad de fondos de inversión que han mostrado cierto interés por incrementar su exposición a estos activos virtuales, simplemente por los rendimientos que han alcanzado en los últimos años. Incluso hay especialistas que no descartan que en un futuro se desarrolle un mercado de derivados cuyo subyacente sea el valor de estas criptomonedas. En la medida que los grandes intermediarios financieros busquen participar de las ganancias de estos activos virtuales –lo cual sucederá relativamente rápido– su precio tenderá a incrementarse.

La reciente historia económica está llena de ejemplos de transiciones tecnológicas repentinas que conducen a nuevos períodos de expansión económica. Como señaló Joseph Schumpeter en su clásico Teoría del desarrollo económico, las innovaciones radicales pueden ser los impulsores del crecimiento y también pueden ser catalizadores para nuevos ciclos económicos. Por ejemplo, el microprocesador proporcionó la transición tecnológica a la “era de la información”. Sin embargo, la adopción de nuevas tecnologías implica costos de adaptación, ya que implican aprender nuevas habilidades y también pueden requerir realizar inversiones complementarias y conllevan riesgos. Cabe preguntarnos si el bitcoin es uno de los ejemplos a los que hacía referencia Schumpeter o es simplemente un experimento transitorio en los mercados financieros.


*Economista Senior de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones que se expresan son responsabilidad exclusiva del autor.

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