Rubio, bien parecido, surfista, sobreviviente de la leucemia cuando niño, fotoperiodista humanitario en zonas de conflicto a nivel mundial, publicó sus foto-reportajes en numerosas publicaciones como la BBC Brazil, The Wall Street Journal, Le Monde y The Telegraph; distribuía su trabajo en agencias como NurPhoto.
Se hacía llamar Eduardo Martins y se auto-describía como “Fotógrafo documentalista y humanitario. Enfocado en temas sociales alrededor del mundo. Era miembro de View Images. Su cuenta de Instagram tenía 120 mil seguidores. 
Sin embargo, Eduardo Martins, supuesto fotógrafo brasileño de 32 años, nunca existió.
La periodista Natasha Ribeiro de la BBC comenzó a sospechar del supuesto fotógrafo e inició una investigación. Pronto se dio cuenta de que nadie conocía al supuesto Eduardo Martins ni había tenido contacto en persona con él. Ningún otro fotoperiodista recordaba que Martins hubiera hecho coberturas. Todo el contacto con él era vía correo electrónico y chats en WhatsApp. Martins decía que había trabajado en las Naciones Unidas pero las autoridades del organismo mundial negaron todo contacto o relación con alguien que tuviera ese nombre.
El engaño prosperó hasta el momento en el que iban a montar una exposición suya en la DOC Galería de Sao Paulo. Martins desapareció del mapa durante una semana: su último paradero, supuestamente, había estado en Iraq. Francesco Costa Netto, de la DOC Galería, temió que lo hubiera secuestrado algún grupo extremista islámico. Comenzó a buscarlo con otros fotoperiodistas brasileños en Iraq: nadie lo conocía, nunca nadie lo había visto.
Todo se desmoronó: las fotografías de Eduardo Martins en realidad eran de Daniel C. Britt, fotógafo auténtico que sí había publicado en Time Magazine, The New York Times o el The Washington Post. Martins publicaba fotos de Britt que previamente habían sido sido invertidas horizontalmente y recortadas para que no pudieran ser reconocidas por los motores de búsqueda visuales. Logró que le publicaran trabajo haciendo elaborados montajes de publicaciones ficticias previas que enviaba a los editores, quienes daban por hecho la existencia del fotógrafo y las supuestas publicaciones. Eduardo Martins vendió como suyas fotografías de Daniel Britt en Getty Images y Zuma Press. Y nadie se había dado cuenta, ni siquiera el propio Britt.
El timo llegó a tal grado que ni siquiera sus selfies eran reales: las robó de otra cuenta de Instagram perteneciente a Max Hepworth-Povey.
Francesco Costa Netto contactó a Martins explicándole las dudas acerca de la autenticidad de su trabajo y las sospechas sobre su existencia. Entonces, el supuesto fotoperiodista desapareció instantáneamente y comenzó a eliminar toda huella de su existencia: Borró su cuenta de Instagram, desactivó el número de teléfono desde donde se comunicaba vía WhatsApp, borró su página web y su último comunicado anunciaba que estaba en Australia para recorrer el mundo en una camioneta desconectándose de todo.
No se ha vuelto a saber más del supuesto Eduardo Martins, fotoperiodista humanitario quien le tomó el pelo a los editores de algunos de los medios más renombrados a nivel mundial.

OC
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Óscar Colorado Nates, editor de es crítico, analista y promotor de la fotografía. Miembro de y fundador de. Catedrático de Fotografía Avanzada en la Universidad Panamericana (CDMX).

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