Los paradigmas femeninos de la época contemporánea han establecido otros deseos y objetivos en las mujeres; buscan una mejor calidad de vida y realizar distintas metas profesionales y personales, antes de ser madres.

De acuerdo con estadísticas que arrojó el Registro Administrativo de Natalidad, creado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México, las mujeres que se convirtieron en madres por primera vez entre los 20 y 24 años, en 2010, fueron 363 mil 826, mientras que las que lo hicieron entre los 35 y 39 años fueron 46 mil 097.

En comparación con el 2016, las mujeres de 20 a 24 años que tuvieron a su primer hijo fueron 239 mil 713 y las de 35 a 39 años fueron 16 mil 557, lo cual, si bien no demuestra que las personas arriba de los 30 años estaban postergando su decisión de ser madres, sí arroja una evidencia de que cada vez el proyecto femenino de formar una familia, está disminuyendo.

El doctor Álvaro Santibáñez Morales, ginecólogo y biólogo de la reproducción, quien es socio de la Asociación Mexicana de Medicina de la Reproducción, aseguró a EL UNIVERSAL que, a lo largo de su trayectoria, en los últimos años ha notado que este fenómeno ha incrementado: “Hay diversas razones por las que las mujeres están postergando ser madres: estudios, trabajo, falta de tiempo o de una pareja para formar una familia. En países de primer mundo, la tasa de natalidad se ha ido de los 20 a los 30 años tardíos”.

Argumentó que en México se ha encontrado con que esta circunstancia es ambivalente, pues el país sigue teniendo una tasa de natalidad alta (según la ENADID 2014, la tasa global de fecundidad fue de 2.21 hijos por mujer estimada del 2011 a 2013). Sin embargo, aseguró que hay un espectro amplio de la población que está teniendo otras prioridades, así que decide tener familia después de los 30, cuando las posibilidades de un embarazo cambian. “Para que se den una idea, una mujer de 20 años tiene una probabilidad de embarazo al mes de 20 por ciento; a los 30 años es del 10, a los 40 es del uno por ciento. Todo el mundo cree que a los 35 es facilísimo embarazarse y muchas veces no es así”, comentó el especialista.

Por este motivo, el doctor recomendó crear ciertos hábitos para tener una vida saludable y una mayor posibilidad de embarazarse en edades tardías.

* Preservar la fertilidad

Además de los cuidados preventivos, comentó que si alguien de 30 años en estos momentos está en algún proyecto profesional o personal que no puede interrumpir hasta dentro de unos años, le recomienda preservar sus óvulos.

“Hoy en día ya es una realidad el que puedas hacer tu propio banco de óvulos. Es algo muy sencillo, puedes hacer una estimulación ovárica, vas al centro de reproducción, extraen los óvulos y quedan guardados para siempre. Puedes esperarte a los 46 o ponértelos a los 50 años.

Nuestro límite es de 54 años por temas de natalidad pero, en general, el útero se embaraza aún a esa edad”, declaró.

Explicó que el llevar a cabo este procedimiento les permite a las pacientes someterse después a una inseminación.

En este sentido, en el caso de las personas que en estos momentos de su vida no estén dispuestas a guardar sus óvulos, lo que él recomienda es hacerse una prueba para saber en qué condiciones se encuentran y medir la Hormona Antimuelleriana. Por medio de una gráfica se sabe cuántas células de granulosa y folículos hay, dicho esquema presenta la concentración de esta hormona y así las personas pueden saber qué tantos óvulos tienen y, de igual modo, tendrán un pronóstico de cómo estarán en los siguientes años.

Agregó que el banco de óvulos resulta una excelente opción para aquellas mujeres con cáncer, pues una vez diagnósticadas, pueden guardar sus óvulos antes de que se sometan a quimioterapia. Y, aunque en ese momento no se encuentren en condiciones para embarazarse, una vez que combatan su enfermedad, pueden intentar un embarazo.

El especialista dice que es necesario tener claro que, después de los 35 años, se puede esperar que siete de cada 10 óvulos sean óptimos; a los 38, cinco de cada 10; y a los 40, tres de cada 10. Argumenta que bioéticamente no hay conflicto, pues si una mujer guardó sus óvulos pero se embarazó naturalmente, puede desecharlos ya que son células, no embriones.

Sobre los daños que podría tener embarazarse a los 30 tardíos dijo: “Aumentan los riesgos después de los 35, aunque hoy se puede prevenir mucho. Lo ideal es un embarazo único, hacer pruebas genéticas en los embriones antes de usarlos para tener certeza que no tendrán problemas como Síndrome de Down”.

Concluyó con que todas las recomendaciones preventivas ayudan, pero no aseguran un embarazo, ya que muchas veces esto tiene que ver con la genética o una intervención quirúrgica que afecte a nivel pélvico, lo cual podría perjudicar la reserva ovárica. Por eso es recomendable acudir con su ginecólogo.

De este modo, la tecnología permite que en la actualidad las mujeres tengan más opciones para ser madres en el momento que crean conveniente, sin tener la presión del reloj biológico.

* Especialistas coinciden

Sobre la preservación de óvulos, el doctor Gerardo Barroso, investigador en Salud Reproductiva y especialista en Ginecología y Reproducción Humana, en el post “Congelación de óvulos” de su blog, publicó que es posible este proceso, el cual permite una maternidad en el momento en el que la mujer así lo considere y de manera segura. En su publicación, escribió: “Una de las ventajas de la vitrificación o criopreservación es que permitirá tener los gametos congelados durante cinco años con altas probabilidades de recuperación tras su descongelación, para así poder utilizarlos en alguna de las diferentes opciones de Reproducción Asistida”.

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