Con la ayuda de mapas satelitales, científicos en Estados Unidos calcularon los cambios en la cobertura forestal del planeta y descubrieron que el aumento global de bosque supera a la pérdida de árboles en los últimos 35 años.

Sin embargo, al contrario de lo que pudiera parecer, los resultados de la investigación no son optimistas, según admitió Xiao-Peng Song, investigador de la Universidad de Maryland y uno de los autores del nuevo estudio publicado en la revista Nature.

Y es que las imágenes satelitales no distinguen un aspecto fundamental: la estructura del bosque y su calidad desde un punto de vista ambiental.

Malas noticias en Sudamérica

Este porcentaje implica un aumento neto de 2.24 millones de kilómetros cuadrados de superficie arbolada. Los científicos también constataron una reducción de la cobertura de suelo desnudo de 3,1%.

Pero en Sudamérica el panorama sigue siendo desalentador, ya que la región sigue siendo la más afectada por la desforestación. El estudio señala que los países que más perdieron superficie de bosque en el período analizado son Brasil (385.000 km cuadrados), Argentina (113.000 km cuadrados) y Paraguay (79.000 km cuadrados).

Hemisferio norte

¿Dónde se produjo entonces el incremento de cobertura forestal registrado por Song y sus colegas? El estudio señala que el aumento global de superficies arboladas se debió fundamentalmente a cambios en el hemisferio norte.

En otras zonas en Rusia y Estados Unidos, en cambio, el aumento forestal se explica por el crecimiento natural de bosque tras el abandono de plantaciones agrícolas. El estudio señala que los cambios en la cobertura forestal se debieron en un 60% a la actividad humana y en un 40% a otros factores como el calentamiento global.

Biodiversidad

A pesar del aumento neto de bosque a nivel global, el estudio no trae entonces buenas noticias. Y es que los árboles que se plantaron en China o África no se comparan con los derribados en los bosques de Sudamérica.

Los árboles establecidos en el hemisferio norte en años recientes no tienen el mismo impacto que los bosques primarios de Brasil en dos parámetros clave: la capacidad de albergar biodiversidad y la capacidad de absorber y secuestrar dióxido de carbono.

Los científicos se basaron en imágenes de alta resolución de 16 satélites, usando técnicas en las que la Universidad de Maryland ha sido pionera desde la década de los 90. Song y sus colegas usaron algoritmos que pueden calcular la superficie forestal en base a la longitud de onda de la luz que reflejan los árboles.

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