Los modelos matemáticos se construyen generando ecuaciones diferenciales parciales, las cuales son operaciones matemáticas con un alto grado de complejidad y que por lo tanto, no pueden ser realizadas sin el uso o programación de una computadora que sea capaz de resolverlos.

La oceanografía física

, para detectar diferentes fenómenos naturales, requiere de estos modelos, que regularmente son utilizados para localizar objetos como bancadas de organismos vivos, derrames de petróleo o navíos que naufragaron.

Ese fue el caso del navío de Nuestra Señora del Juncal , hundido en la sonda de Campeche en el siglo XVII llevando gran cantidad de riquezas tanto materiales como patrimoniales para México.

La búsqueda de su ubicación forma parte de un proyecto interdisciplinario donde colaboran el INAH y la UNAM, a través de la doctora Flor Trejo Rivera, de la Subdirección de Arqueología Subacuática , y el doctor David Salas, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, quien desarrolló un modelo matemático que permite estimar las corrientes, los vientos y el clima aproximado durante el periodo en que el navío naufragó.

El gran reto de explorar el pasado

Los modelos matemáticos con los que suele operar la oceanografía física, por lo general, suelen prospectar una visión de un pasado muy cercano o generar aproximaciones hacia el futuro para la prevención de riesgos.

Sin embargo, el modelo que se realizó para la búsqueda del navío de Nuestra Señora del Juncal presentaba grandes retos, precisa David Salas, pues requería modificar los patrones para encontrar la probabilidad necesaria para ver hacia el pasado y determinar la zona a la que las corrientes pudieron haber arrastrado a la embarcación.

“El localizar y determinar las condiciones climáticas con 400 años de distancia hace sumamente difícil determinar un área para encontrar un objeto de esta naturaleza”, reconoce el investigador.

El área que fue arrojada por el modelo matemático corresponde a una zona de alrededor 1000 km de diámetro, de la cual hasta el momento solo se ha explorado el 1%.

Cabe señalar que este modelo sirve también para comprender fenómenos climáticos importantes que suceden en esta zona del Golfo de México, como la formación del fenómeno “El niño”.

***Ciencia UNAM, Dirección General de Divulgación de la Ciencia

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