La pasión de los científicos sobre el origen y devenir del llamado Planeta Rojo ha llevado a importantes descubrimientos en los últimos años. Precisamente el radar del Mars Express emite pulsos de baja frecuencia para analizar el eco producido al rebotar sobre la superficie marciana, pero algunos pulsos han logrado penetrar más allá, justo hasta el subsuelo donde los especialistas han imaginado diversas capas de materiales como rocas, agua o hielo.

Sin embargo, hasta ahora, ningún instrumento científico ha logrado penetrar in situ el subsuelo marciano. Hace un par de años, la misión InSight tenía planeado realizar esta odisea, pero el proyecto de exploración marciana que porta instrumentos que estudian microsismicidad, geodesia y transporte de calor, suspendió su lanzamiento debido a una fuga de vacío en su instrumento principal.

Este 2018 se presenta una nueva oportunidad para finalmente lanzar la sonda que internará un nuevo robot en Marte. Este penetrará el subsuelo para comprobar con mayor veracidad los estudios a “larga distancia” como los que ha realizado Mars Express, así como otros proyectos de la NASA. En órbita se mueven también Odyssey, Mars Reconnaissance Orbiter y Maven, mientras que en la superficie operan dos sondas: Opportunity y Curiosity.

Durante la víspera de Navidad, un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford en Reino Unido publicó un artículo intentando explicar cómo el planeta perdió la abundante agua líquida que tuvo en el pasado. Ellos consideran que tal como si se tratara de una esponja, el subsuelo de Marte fue absorbiendo el agua hasta convertirse en el gran desierto sin vida como es visualizado en la actualidad.

Los rovers que exploran la anatomía marciana ya han dado pruebas contundentes de una superficie estéril y con pocas posibilidades de ser habitada, pero a través del estudio del subsuelo las cosas podrían ser muy diferentes. Los especialistas consideran que hace 3 mil 500 millones de años, Marte tuvo abundante agua, de hecho se considera que casi la mitad de la superficie al norte del planeta pudo ocupar una vasta cuenca oceánica. Según el mencionado estudio, se calcula que el agua desapareció totalmente hace mil millones de años.

Existen diversas teorías sobre la desaparición del líquido, la más conocida expone que en realidad se evaporó por la pérdida del campo magnético que protegía al planeta de los vientos solares, pero un estudio del Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Oxford, encabezado por Jon Wade y publicado por la revista Nature, supone que no toda el agua se evaporó, sino que una parte fue absorbida y se encuentra en forma de hielo en el subsuelo. De hecho, estos especialistas calculan que las rocas basálticas de Marte podrían albergar hasta 25% más de agua que rocas similares de la Tierra. Esta es una de las razones por las que los objetivos de la misión InSight, planeada para lanzarse en marzo de este año, se vuelven tan importantes, pues constituyen un escalón fundamental para la pretendida llegada de los humanos a ese planeta durante el esperado 2030.

El beso del Sol y la Luna

Los científicos de la NASA, a través de la misión Parker Solar Probe, también buscarán acercarse este año al Sol o cuando menos estar lo más cerca posible. Esa distancia serían 6 millones de kilómetros de la superficie del astro, es decir, siete veces más cerca que la mayor aproximación realizada por un instrumento terrestre. Su principal tarea será aprender más sobre el origen y la evolución de los vientos solares para proteger mejor la comunicación satelital. La nave espacial no tripulada viajará a una velocidad de 725 mil kilómetros por hora y soportará temperaturas de más de mil 300 grados centígrados.

Por otra parte, la misión Change 4 del Programa Chino de Exploración Lunar tratará de aterrizar nuevamente en la Luna para darle continuidad a su exitoso proyecto iniciado hace una década. La sonda para el alunizaje estará equipada con cámaras y radares para guiar el descenso que se prevé en una de las partes más complejas del territorio lunar. Se contará con tres instrumentos científicos. Uno de los más importantes es un espectómetro de baja frecuencia, diseñado por Holanda y que se colocará en el espacio profundo para permitir las comunicaciones entre la sonda y la Tierra.

Las tareas del instrumento serán observar las emisiones de los planetas grandes en el sistema solar, el espectro radial de fondo, pulsaciones luminosas y otros fenómenos transitorios. Otra contribución internacional al proyecto, proviene de Suecia y se trata de un analizador de neutrones avanzado para el rover que se desplazará estudiando las interacciones entre el viento solar y la superficie de la Luna.

En lo que a encuentros espaciales se refiere, otra palabra que tendrá un peso particular este año es asteroide. La misión Osiris Rex de la NASA finalmente llegará al asteroide Bennu después de dos años de haber sido lanzada desde la Tierra con ese objetivo. La sonda llegará en agosto donde se prevé pueda recoger dos kilos de material para su estudio. Por otra parte, también se espera que este año la misión Hayabusa 2, de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA), llegue al asteroide 162173 Ryugu para recoger también muestras que lleven a entender mejor los orígenes y evolución del Sistema Solar.

Marihuana medicinal y otras puertas

Se considera que conocemos menos de 1% de los microbios que nos rodean, es por esto que uno de los objetivos de los científicos es desenmascarar a esa “materia oscura microbiana” en la que estamos inmersos.

Especialistas en el tema, como el australiano Philip Hugenholtz, buscan, a través de las herramientas de la metagenómica, identificar nuevos microorganismos extrayendo sus genomas y generando importantes bancos de datos con esta información, lo que podría contribuir a tener nuevas herramientas para entender fenómenos que van desde el calentamiento global hasta enfermedades complejas.

Desde hace aproximadamente una década se intensificaron este tipo de estudios en los que se busca obtener secuencias del genoma de los diferentes microorganismos, bacterias primordialmente, que componen una comunidad. La metagenómica se convierte así en una herramienta útil para acceder a la rica biodiversidad de los ambientes que nos rodean y que en 2018 podrían hacerse más visibles.

En México este año se pondrá a prueba una vez más la capacidad regulatoria del país en cuanto a productos farmacéuticos. Los medicamentos con tetrahidrocannabinol (THC), componente activo de la marihuana, comenzarán a ser vendidos durante este primer trimestre.

Las ventas en el mercado nacional de este tipo de productos, a los que sólo se había accedido con permisos especiales de importación, buscan ayudar de manera más directa a quien clínicamente se ve beneficiado con ellos, como los que padecen epilepsia infantil y los que reciben cuidados paliativos. Este nuevo mercado de marihuana medicinal también permitirá el desarrollo de más investigación científica en el área, el aval que finalmente necesita un tratamiento para registrarse y funcionar.

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