El uso de bioinsumos en sustitución o complemento de agroquímicos en la producción de alimentos básicos es una opción sustentable que eleva la productividad y, sobre todo, reduce los costos y contiene los aumentos de precios, dijo Héctor Robles, director general de Organización para la Productividad de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader).

“Después de dos años de aplicar los bioinsumos en las escuelas de campo donde trabajamos, se logró que la producción de maíz aumentara 25%, mientras que los costos de producción han bajado en promedio 1%. Gastamos menos y producimos más”, afirmó en entrevista con EL UNIVERSAL.

Robles explicó que con bioinsumos los suelos no se compactan, están oxigenados, tienen materia orgánica y ello permite que la raíz penetre y que la planta sea más resistente.

Además, con estos insumos el productor crea sus fertilizantes orgánicos y deja de depender del distribuidor, tomando en cuenta que en este ciclo agrícola los productores sufrieron por el alza de fertilizantes químicos, además de su escasez.

Avance de la estrategia

El impulso a los bioinsumos ocurre en 35 regiones en 27 estados del país, que es donde opera la EAT. Se está introduciendo en la producción de granos básicos, maíz, frijol, trigo y arroz, así como amaranto, chía, café, cacao y caña de azúcar.

Se inició con 30 mil productores atendidos en el primer año, pasando a 65 mil en el segundo: “Ya estamos atendiendo a cerca de 98 mil y esperamos llegar a junio del próximo año a 200 mil”, explicó el funcionario.

La idea es que hacia 2024 se llegue a 400 mil productores con prácticas agroecológicas, que representan 20% del total de beneficiarios del programa Producción para el Bienestar.

A estos se agregan 450 mil productores del programa Sembrando Vida, que adoptan el uso de bioinsumos, con lo que 850 mil productores ya estarían en esta dinámica, lo que va a hacer que en el futuro sean cada vez más productores haciendo agroecología, destacó Robles.

Hay otra estrategia con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt): Faros Agroecológicos. Esos están en 14 entidades, y trabajan sólo con medianos y grandes productores. Algo importante es que la mayor parte de esa inversión para bioinsumos la hacen los productores, dijo el funcionario.

Reglamentación en puerta

Actualmente existe un debate clave en la Cámara de Senadores para modificar la Ley General de Salud, a fin de establecer un plan de eliminación gradual de 183 plaguicidas altamente peligrosos y reglamentar el uso de los bioinsumos. Se espera que se apruebe en diciembre.

La iniciativa busca que el decreto presidencial para la prohibición del uso del glifosato y maíz transgénico se eleve a rango de ley para darle continuidad a esta política y para abrir una normatividad específica a los bioinsumos, dijo Víctor Suárez, subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Sader.

En entrevista, explicó que la ausencia de este mecanismo legal es un cuello de botella porque no se pueden obtener las autorizaciones de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para el desarrollo de un conjunto de bioinsumos.

“Este debate es muy importante porque se está trabajando en función de impulsar una agricultura compatible con la salud humana, con la sustentabilidad de los recursos naturales y con la alimentación saludable”, destacó.

Ven en los bioinsumos una alternativa contra la inflación
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