Sin denostar los avances en materia de igualdad de género en el país, aún falta mucho camino por recorrer. En su estudio Getting it Right, que es un compendio de prioridades estratégicas para México, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) aduce razones como arraigada aceptación de normas sociales discriminatorias, lagunas jurídicas e insuficiente apoyo público para padres y madres trabajadoras, que atentan contra la igualdad de género.

La condición social y económica de las mujeres sigue estando muy rezagada no sólo frente a los países desarrollados, sino también frente a naciones latinoamericanas. Los datos duros dan cuenta de ello, a manera de ilustración algunos de ellos:

• Baja participación laboral. Aún cuando el nivel educativo de la mujer se equipara al del varón, menos de la mitad (46%) de las mexicanas en edad productiva participan en el mercado laboral.

• Segregación ocupacional y sectorial. El 60% de las mujeres que trabajan lo hacen en empleos informales, con escasa o nula seguridad social y salarios reducidos. Las mujeres están insuficientemente representadas en cargos directivos, tanto en el sector público como privado. Vergonzosamente, en 2017 menos de 5% de las grandes empresas de México tenían más de tres mujeres en su consejo de administración, en comparación, por ejemplo, con 47% en los demás países de la OCDE. Si se elige el autoempleo, las mujeres tienen más probabilidad de pertenecer a la economía informal, a menudo como empleadas domésticas o vendedoras ambulantes. Y en todos los grupos de edad, las madres mexicanas tienen menos probabilidades de conseguir trabajo e comparación con casi todos los países de la OCDE.

• Situación de pobreza. Una mujer indígena de la tercera edad, es casi seguro que viva en situación de pobreza. Generalmente están fuera del radar de los programas de apoyo estatales y al carecer de documentos legales, quedan muy expuestas a proteger sus derechos sobre tierras y propiedades. Por otra parte, la tasa de embarazo adolescente es elevada y el porcentaje de mujeres jóvenes que no estudian ni trabajan es casi cuatro veces mayor que el de los hombres jóvenes, lo que les pone en una situación de desventaja económica.

Sin duda la desigualdad de género tiene un alto costo moral y económico. La participación de más mujeres en la fuerza laboral es toral para promover y sustentar el crecimiento económico. De acuerdo con estimaciones de la OCDE, México aceleraría su crecimiento si se dinamizara la participación de las mujeres en el mercado laboral a tasa similares a la de los hombres. Así, si se redujera a la mitad la actual brecha de género en este rubro en la población de 15 a 24 años de edad, podría añadir 0.16 puntos porcentuales a la tasa anual promedio de crecimiento proyectado del Producto Interno Bruto per capita en el periodo 2013-2040 y elevaría la estimación de crecimiento promedio hasta 2.46% por año.

Directora del Instituto de Desarrollo
Empresarial Anáhuac en la Universidad
Anáhuac, México Norte

Email: idea@anahuac.mx

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