Mary Barra, la CEO de General Motors, comentó recientemente que la industria automotriz cambiaría más en los siguientes cinco años que en los últimos cincuenta. Efectivamente, las tecnologías de tren motriz tendrán un impacto profundo en la cadena de valor de la industria en los años venideros y eso pasa por la forma en que se diseñan, manufacturan y venden vehículos.

No obstante, hay un concepto altamente relacionado con la industria automotriz que es radicalmente transformado: la movilidad. Desde los albores de la industria, se ha trabajado en gestionar un sistema de transporte que sea lo suficientemente eficaz y eficiente para mover a cientos de miles de personas de un punto a otro dentro de una red de transporte público y privado. Las redes de metro, autobuses urbanos, entre otros, son resultado de esta planeación.

Mientras que el concepto de transporte está altamente centrado en la optimización de un sistema, la movilidad se centra en el usuario, es decir, el concepto de movilidad del siglo XXI reconoce las preferencias, necesidades y hábitos de traslado de estos usuarios.

El servicio de Ecobici en la Ciudad de México reconoce que hay usuarios que prefieren usar una bicicleta como medio de transporte, por ser ecológico, rápido y económico. Empresas como Uber o Cabify, representan también una solución distinta al taxi tradicional o al vehículo particular que permite trasladarse de forma segura, relativamente económica y sin los problemas que suelen surgir al trasladarse en vehículo propio (como encontrar estacionamiento).

Lo que podemos observar en gran parte del mundo es que la oferta de este tipo de servicios y modelos de negocio crece de manera sistemática y proponiendo nuevos paradigmas, siendo el último de ellos lo que se conoce como Movilidad-como-un-servicio (MaaS, por sus siglas en inglés).

Para entender el concepto de MaaS, empecemos por un ejemplo. Seguramente usted tendrá algún servicio de streaming digital como Netflix o Spotify, mediante el cual, por un cierto monto fijo y periódico, accede a un amplio catálogo de películas o música, donde tiene un sistema de recomendaciones basado en sus preferencias y que satisface una necesidad de entretenimiento personal.

¿Es posible hacer algo similar para el transporte? La respuesta parece haber sido positiva en Finlandia.

A través de una alianza entre el sector público y privado, el gobierno de Helsinki ha lanzado la app Whim. Esta aplicación integra todas las opciones de movilidad disponibles para el usuario en dicha ciudad. Basta con pagar una tarifa mensual (en este caso de 499 euros) para gozar, de forma ilimitada, de transporte público, taxi, coche compartido o bicicleta. El usuario sólo indica el sitio a donde desea transportarse y la aplicación presenta alternativas de movilidad basadas en sus preferencias.

El servicio de Whim es uno de los pioneros en MaaS, pero seguramente aparecerán muchos más en los próximos años impulsados tanto por el desarrollo tecnológico de plataformas, una mayor penetración del smartphone en países emergentes, pero sobre todo, por la rápida urbanización y una mayor congestión y contaminación en las grandes ciudades.

No parece que MaaS y las nuevas formas de movilidad pongan en riesgo inminente a la industria automotriz tradicional, pero sí se debe prestar atención y buscar la
forma de sumarse con nuevas propuestas de movilidad para los consumidores.

Profesor del área de Dirección de
Operaciones y Director del Auto Summit
de IPADE Business School

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses