La semana pasada el Banco de México incrementó la tasa de interés de referencia, situándola en 7.5%. En Estados Unidos, la Reserva Federal mantuvo sin cambios la tasa de referencia, situada en 1.5%. En los meses siguientes las diferencia puede ser mayor, aún más si existen incrementos en Estados Unidos.

El banco central en México destacó que toma su decisión con el objeto de mantener una postura de política monetaria que persevere en el anclaje de las expectativas de inflación y refuerce la tendencia de la inflación general anual hacia su meta. Sin embargo, como he destacado el alguna colaboración previa, el incremento en la tasa de interés de referencia encarece el crédito y es un dato más en el alza de los precios.

El anuncio de necesarios aumentos en el futuro inmediato no es una buena noticia.

Entre los hechos que se enlistan para explicar el repunte de las inflación desde finales de 2017 están: los aumentos en los precios de algunos energéticos, una depreciación adicional de la moneda nacional y un aumento en su volatilidad. Son hechos que no son controlables en las actuales condiciones.

En su Prospectiva de petróleo crudo y petrolíferos 2017-2031, la Secretaría de Energía, según publicó EL UNIVERSAL a comienzos de enero, señala que en los años siguientes se mantendrán altos volúmenes de importación de gasolina, gas LP y las compras externas de gas natural más elevadas en la historia de México.

El problema no se reduce a que el mercado interno dependa de las importaciones de esos productos, incluye que los precios en esa materia dependerán del mercado estadounidense, de donde llegaran los mayores volúmenes de gasolinas y gas natural.

A la fecha la balanza de comercio exterior petrolera presenta un déficit creciente que implica contar con otros medios para tener divisas y financiar el crecimiento de la economía. Es en este escenario que se aumentan las tasas de interés para garantizar la entrada de capitales que permitan financiar cuentas con el exterior y al propio gobierno. Sin embargo, es un mecanismo que no es compatible con el crecimiento sostenido de la economía a tasas mayores para de esta manera disminuir la desigualdad en la distribución del ingreso y financiar el bienestar de la población.

En los años siguientes es importante contar con fuentes alternativas de energía. Es posible que se avance en una modificación de los mercados de automóviles, avanzando los autos eléctricos y los híbridos. También es imprescindible desarrollar el transporte público en las ciudades y otras alternativas de transporte distintas a las carreteras en el territorio nacional.

Todo ello lleva tiempo y es necesario que la economía crezca a tasas mayores, por tanto es imprescindible contar con mayor producción de gasolinas en el país. Es positivo para las cuentas de comercio exterior en petróleo, en tanto permite reducir las importaciones de gasolinas. En condiciones de incrementos en la extracción de hidrocarburos genera una mayor utilización en el país que es compatible con incrementos en el mercado interno. Un aumento importante de la producción de gasolinas en México hace posible un mecanismo distinto de fijación de precios.

Incrementar la extracción de petróleo para destinarlo a la exportación no es una decisión compatible con el desarrollo del país. Es necesario modificar la estructura de la producción y avanzar en la producción de gasolinas y otros derivados de los hidrocarburos.

Aun cuando se logren desarrollar otras fuentes de energía, los hidrocarburos son un bien industrial de uso extendido. El país debe generar los medios técnicos, actividades industriales e infraestructura para plena utilización de los hidrocarburos. Es un camino necesario para el desarrollo y la disminución de la desigualdad social.

Departamento de Economía. Universidad
Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa.
Email: vidal.gregorio@gmail.com
Twitter: @GregorioVidalB

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