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Para las organizaciones sociales y comunidades originarias, la renegociación del TLCAN debe reflejar los intereses de las familias de la clase trabajadora, los pequeños productores y del medio ambiente, y no el de las grandes corporaciones globales.

“El TLCAN ha sido un fracaso para los trabajadores y debe ser renegociado para dar prioridad a sus necesidades”, afirma la Federación Estadounidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO, por sus siglas en inglés), la mayor agrupación de sindicatos de Estados Unidos y Canadá.

La misma petición hacen otros sindicatos norteamericanos, como la Hermandad Internacional de Camioneros (Teamsters), la Asociación Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aeroespaciales (IAM), el Sindicato de Metalúrgicos (USW, por sus siglas en inglés), Trabajadores de la Comunicación de América (CWA) y la Unión Nacional de Agricultores (USTR).

Demandan ampliar y reforzar los derechos de los trabajadores; atender las preocupaciones en torno a la manipulación de divisas; adoptar reglas de origen que promuevan la producción y la generación de empleo, y evitar que el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) sea usado como punto de partida de las pláticas.

“Las disposiciones laborales, las normas de origen y los tribunales corporativos especiales socavan la seguridad alimentaria y las protecciones ambientales. Muchas de las disposiciones del TPP quedan fuera de los cambios necesarios que deben realizarse para que los acuerdos comerciales beneficien a las familias de la clase trabajadora”, dijo Robert Martínez, presidente de la IAM.

Las agrupaciones sindicales y organizaciones independientes igualmente exigen dar  prioridad a la transparencia en las negociaciones y garantizar la participación de todas las partes interesadas.

“Necesitamos saber más de lo que dicen en los discursos. Necesitamos acceso a los textos de negociación, que aparentemente serán clasificados. Esta completa falta de transparencia, especialmente dada la rapidez con que quieren concluir las conversaciones, es alarmante”, dice a EL UNIVERSAL  Karen Hansen-Kuhn, directora del Departamento de Comercio y Gobernabilidad Global del Instituto de Política Agrícola y Comercial (IPAC).

Las asociaciones ambientalistas también han encendido las alarmas y adelantan que no aceptarán un pacto “toxico” en perjuicio de la biodiversidad y el agua.

Bill Waren, analista de temas económicos de Amigos de la Tierra está preocupado de que la nociva política climática de la administración del presidente Donald Trump se refleje en el futuro acuerdo.

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