El bienestar de los trabajadores cada vez cobra más importancia para las empresas. No sólo porque la salud de cualquier persona cuenta, sino porque que los empleados estén saludables y se sientan equilibrados entre su vida personal y el trabajo representa hoy una variable que puede hacer que las organizaciones pierdan o ganen rentabilidad, porque además de que ayuda a que los empleados disminuyan gastos en salud, se vuelven más productivos.

“El tema de wellness ha ido cobrando importancia dado que las empresas se han dado cuenta de que el bienestar de los colaboradores repercute en la productividad, cada vez más empresas se suman”, asegura Annel Lozano, directora de Estrategia Be Well de Lockton México.

En consecuencia, desde hace varios años, las empresas —principalmente las grandes— han implementado programas de bienestar para sus empleados. No es secreto que Google, por ejemplo, ofrece un robusto programa de bienestar que incluye botanas saludables, servicio de gimnasio, barra de licuados y jugos, por citar algunos de los elementos de su estrategia en este sentido. Es uno de los casos de éxito, pero no el único.

El objetivo de estos programas debe ser integral y buscar tanto que los empleados ahorren en su salud —y en sus pólizas de seguros— y puedan disminuir el riesgo de padecer enfermedades crónicas, como que las empresas puedan tener empleados más saludables —con menos ausentismo y enfermedades que minen su desempeño— que a su vez, puedan trabajar mejor.

Jim Purcell, un consultor que asesora empresas grandes en estrategias de bienestar, en un texto de la Harvard Business Review, explica que los programas que funcionan son aquellos que previenen que los empleados sufran malestares y que ayudan a que los enfermos crónicos estabilicen sus condiciones, más allá de los que buscan cambiar el estilo de vida de las personas y prevenir enfermedades.

Un estudio de Rand Corporation analizó a 100 empresas de Fortune con programas de bienestar, demostró que los programas de bienestar tienen retornos de inversión, pero en diferentes dimensiones. Mientras que aquellos que buscaron prevenir enfermedades reportaron ahorros de seis dólares por miembro al mes, los que se dirigían a aquellos que tenían la enfermedad arrojaron 136 dólares por empleado al mes. Los primeros redujeron riesgos para la salud como fumar, obesidad y la falta de actividad física, y los segundos atacaron problemas como el absentismo, lo cual resultó ser más efectivo que apuntar hacia la prevención.

Las enseñanzas de este estudio pueden resumirse así: Los empleadores deben tener claras las metas que quieren alcanzar al implementar estos programas, pero aquellos que quieran reducir sus costos, deberán enfocarse en los empleados conenfermedades crónicas debido a que estos representan mayores ahorros que los preventivos.

Las corporaciones grandes invierten millones en estas iniciativas, pero implementar medidas en este sentido no necesariamente cuesta millones. Así que no hay pretexto para que las Pymes no puedan empezar a preocuparse por sus empleados. Hacerlo representará un beneficio directo para ellas mismas.

“Monitorear a todos los empleados y ofrecerles consejería uno a uno puede ser caro, pero otras intervenciones como ofrecer opciones de comida saludable y desarrollar campañas educativas para usar las escaleras, no lo son”, sostiene este mismo estudio. Por supuesto, para nada Google andaba equivocada, porque hacerlo funciona y retorna grandes beneficios.

Pequeños cambios

De esta manera, los pequeños cambios pueden hacer grandes diferencias. Va un ejemplo que perfectamente puede ser implementado por Pymes: Organizar concursos en los que se premie el alcance de cierta meta, sea perder centímetros de cintura o kilos al mes o ganar masa muscular, por ejemplo.

Lo ideal sería ligar los objetivos de cumplimiento con las recompensas que los empleados pueden obtener por reducir cintura.

“Para las empresas, al disminuir la morbilidad, también tendrán disminución en    las primas que pagan por los seguros de los empleados”, explica la especialista de Lockton. Esto sobre todo aplica a aquellas empresas que pagan seguros médicos privados a sus empleados.

Y es que, como se ha visto, la salud y el bienestar de los colaboradores repercuten en el bolsillo de la empresa. Por ejemplo, según mediciones de Lockton, un empleado que tiene estrés alto sufre una pérdida de 2.3 horas productivas por día en una jornada laboral de ocho horas.

Las estadísticas siguen y una empresa que tiene empleados enfermos del corazón disminuye en ocho veces su productividad, una de diabetes en seis y otra de artritis en cuatro.

En general, este tipo de padecimientos aumentan la rotación de personal, el ausentismo laboral, aumenta el gasto en seguros de vida y empeoran la productividad y la implementación de este tipo de programas en las empresas, no importa el tamaño, se vuelve relevante en un país como México, en el que se tiene el récord del mayor número de personas obesas en el mundo y en el que las enfermedades crónicas y degenerativas como la diabetes, cáncer y las enfermedades cerebrovasculares se encuentran entre las primeras causas de muerte. Todos son padecimientos que pueden prevenirse con una buena alimentación y una mejora de hábitos.

Al parecer, las empresas mexicanas cada vez están más conscientes de ello. De acuerdo con una encuesta realizada por la Asociación Mexicana de Recursos Humanos (Amedirh), 20% asegura que los altos índices de enfermedades vinculadas al trabajo y el ausentismo, son de los principales factores que obstaculizan la mejora de la productividad. En primer lugar de lo que se interpone en la productividad, se encuentra el estado de ánimo de los colaboradores.

“El marco legal es amplio; sin embargo, su existencia no ha implicado, históricamente, su aplicación precisa y con un seguimiento exhaustivo. Incluso, por décadas, se ha debatido ampliamente si el empresariado contribuye o no al cumplimiento de la ley, la reglamentación y la normatividad. Las condiciones han cambiado dramáticamente y en el presente, la salud ocupacional está en manos de todos”, explica esta asociación. Las empresas deben empezar a responsabilizarse de la salud de sus empleados, porque hasta ahora no ha sido suficiente.

“De acuerdo con los datos de diversos organismos internacionales, la inversión en prevención es aún insuficiente en México. Se destina 11 veces menos en atención preventiva que en atención curativa. Es de llamar la atención pues la Organización Mundial de la Salud recomienda 50% en gasto preventivo y 50% en gasto curativo”, señala esta misma asociación.

En cuanto a las organizaciones, el área de recursos humanos es crítica para lograr una verdadera transformación, porque está relacionada con que las iniciativas de bienestar estén aparejadas con una transformación de la cultura organizacional de las empresas mexicanas.

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