Considerando datos de la Secretaría de Economía, hoy en día existen en nuestro país 5 millones de empresas. En lo general, destacan entre otras, aquellas del sector automotriz, manufacturas, productos electrónicos, aeronáutica y del rubro aeroespacial. Es, en su conjunto, una industria de gran potencial. También la capacidad del sector agrícola es fuerte. En 2016 se registraron exportaciones en cantidades superiores a los 22 mil millones de dólares. Un monto mayor que el de las inversiones extranjeras, o en su caso, al de las remesas recibidas en años recientes.

Sin duda alguna México mantiene una gran perspectiva para seguir participando poderosamente en los mercados internacionales. Para garantizar el mejor de los desempeños hacia el futuro, la estrategia debe pasar por un ajuste en el corto plazo. Debe replantearse el modelo de libre comercio y fortalecer, aún más, la estructura productiva nacional. Dicho ajuste debe beneficiar a los productores y población de nuestro país.

Sin embargo, los mercados se han vuelto más complejos y se requiere —cada vez más— de una mayor competitividad. Ante ello y los posibles escenarios post TLCAN que se podrá encontrar el gobierno mexicano en los próximos meses, es prudente reflexionar sobre cómo optimizar las relaciones económicas internacionales y afianzar el distintivo “Hecho en México”.

Una vez más, la alternativa de diversificar, así como fortalecer las relaciones con nuestros socios comerciales requiere de un profundo enfoque geoestratégico para ganar y progresar. Se mezcla la necesidad de fortalecer a los sectores económicos nacionales procurando su modernización y generar nuevas ventajas competitivas para proyectar todo su potencial en el mercado doméstico y hacia el exterior.

México requiere fortalecer su integración en las cadenas de producción, proveeduría y comercialización internacional, así como mejorar el entorno para mantener las expectativas de las inversiones estratégicas y que procuren un estatus favorable para la sociedad y empresariado.

Al valorar un eventual fortalecimiento de las relaciones con nuestros socios estratégicos y comerciales en el mundo, existe una opción, —en las distintas alternativas regionales— representada por Canadá.

El comercio con Canadá es apenas 2% de nuestro intercambio total con el exterior (Inegi). Este ha crecido, pero se habla poco de ello.

Entre 1993 y 2012 se multiplicó 8 veces. De $4 mil millones de dólares en 1993, casi alcanzó $35 mil millones de dólares en 2012. Para el mes de septiembre de 2016 y acumulado al año, los datos de la Secretaría de Economía muestran que este país recibió productos mexicanos por $7,808 millones de dólares.

Sin embargo, más allá de las disparidades que tiene el comercio exterior de México, voltear hacia Canadá representa revalorar a un socio estratégico en las relaciones internacionales de nuestro país. La economía de Canadá resalta por ser muy diversificada y vinculada fuertemente hacia los mercados globales.

Datos del Banco Mundial resaltan que a 2015, el país encabezado por Justin Trudeau y con un crecimiento significativo del sector de los servicios, tiene un ingreso per cápita cercano a los 24 mil dólares y que durante ese año compró al mundo mercancías con un valor superior a los 524 billones de dólares.

México actualmente exporta a Canadá productos de los sectores automotriz, aeronáutico y aeroespacial. También están presentes las manufacturas, vehículos, equipo industrial, minerales y productos agrícolas como el aguacate.

Al mismo tiempo, como lo resaltan datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores, este país es el segundo con mayor presencia de mexicanos en el exterior pues se estima que ahí viven más de 86 mil compatriotas, los cuales desempeñan actividades profesionales, estudian o se dedican a trabajos temporales, la mayoría de ellos ubicados en la provincia de Ontario.

A partir de estos datos y otros aspectos de interés, los representantes de ambas partes han explorado opciones con la intención de tratar temas sobre inversiones, industria agroalimentaria, energía y movilidad laboral. Sin duda alguna, y ante las circunstancias, deberá robustecerse la relación bilateral.

De concretizarse un mayor acercamiento a Canadá y con el fruto de estos encuentros, se abrirán grandes expectativas en favor de nuestro país. Voltear hacia Canadá, en estos momentos, es abrir una ventana de oportunidades que debe aprovecharse.

Académico de la Universidad del Valle
de México Campus Querétaro

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