La construcción de un entorno ideal que promueva la competitividad de la economía es esencial para los productores de bienes y servicios de un país.

Se requiere de políticas públicas adecuadas, estrategias empresariales, seguridad y fortaleza institucional, entre otros factores. Hoy en día, la competitividad es un elemento clave para garantizar un buen desenvolvimiento económico y procurar condiciones adecuadas para el progreso de las sociedades.

Considerando datos del Banco Mundial, México es hoy en día la decimoquinta economía más grande del mundo y destaca como uno de los países con interesantes expectativas para el desarrollo de actividades productivas.

A manera ilustrativa, las inversiones extranjeras registradas al mes de septiembre de 2017 cuantificaban 23 mil millones de dólares (Secretaría de Economía), contribuyendo éstas al desarrollo y crecimiento de sectores estratégicos. Esto ratifica a nuestro país entre los 15 principales destinos a nivel internacional para invertir.

Otro factor interesante es el crecimiento del turismo internacional. Se estima —en concordancia con la Organización Mundial del Turismo— que se habrán registrado más de un millón 300 mil viajes desde el extranjero a México, destacando un crecimiento superior a 9% en aquéllos que provienen de EU y Canadá. Así proseguiríamos con exportaciones, apertura de empresas, producción agrícola y otros indicadores relevantes.

Sin embargo, se tienen frente a sí numerosos retos que merecen plena e inmediata atención para detonar su gran potencial. Sin duda alguna, una economía más eficiente y robusta permitiría a todos los participantes desarrollar sus capacidades creando un marco de crecimiento, desarrollo y estabilidad.

Al iniciar 2018 y considerando los datos de algunos foros como el de Davos, Suiza, vale la pena exponer algunas reflexiones importantes. En dicho foro, la competitividad está relacionada con el establecimiento de instituciones, la implementación de políticas y otros factores que determinan el nivel de productividad de una economía, y que permiten tener una visión sobre las expectativas de prosperidad que pueden alcanzarse.

En su reporte 2017-2018, nuestro país está ubicado en la posición 51 de un total de 137. Cabe aclarar que la escala —en donde se miden distintos factores institucionales y la eficiencia de actividades productivas— se tiene al número siete como el valor más alto a alcanzar.

Entre los países americanos, nuestra nación está detrás de Estados Unidos (posición global 2), Canadá (14), Chile (33), Costa Rica (47) y Panamá (50). En esta lista, México es el sexto país americano más competitivo y para constatarlo en el ranking, se señala un puntaje de 4.44 de siete. El reporte destaca que de 2016 a 2017 se tuvo un ligero avance, de un puntaje 4.41 se incrementó tres puntos porcentuales.

Esta visión se conecta con el PIB, pues refleja el nivel de crecimiento, sus alcances y límites también. De acuerdo con datos del Banco Mundial México registró en 2017 un 1.9% en este indicador.

Para 2018 se estima que este podría ser de 2.2%, siempre y cuando las condiciones nacionales e internacionales evolucionen favorablemente, en particular el sector exportador (y lo que se defina en el TLCAN) y el consumo interno (poder adquisitivo, inflación, etcétera), entre otros ámbitos.

La competitividad del país está sujeta a la implementación de las mejores estrategias, políticas y programas para generar los resultados más apropiados en el presente y futuro. Al mismo tiempo debe ser un elemento que propicie una mejora en los estándares de calidad de vida y contribuya a reducir la pobreza y ensanchar la clase media.

Estos planteamientos deben estar en la mira de los aspirantes a dirigir al país entre 2018 y 2024 y sentar las bases de un adecuado desenvolvimiento económico en lo sucesivos. En este sentido, la competitividad no puede coexistir con grandes rezagos, debilidad institucional, corrupción, inseguridad y limitantes en el Estado de derecho. Por el contrario, enfrentar directamente estos desafíos y superarlos permitirán fortalecer la competitividad de México.

Nuestro país enfrenta el reto de la competitividad en condiciones de incertidumbre y está sujeto a sortear las diferentes dinámicas internas y externas. Ha llegado el momento de establecer nuevos consensos y un pacto social efectivo en beneficio de los productores, sociedad y los distintos grupos a lo largo del territorio nacional.

 Docente de UVM Campus Querétaro  

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