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En México hay un fuerte problema de desigualdad que tiene que combatirse porque la productividad y el crecimiento económico se “limitan” cuando la riqueza se concentra en unos cuantos, dijo la directora de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Gabriela Ramos.

La representante del organismo recomendó al próximo gobierno que el Estado asuma un rol más estratégico y apoye a grupos y regiones rezagadas para impulsarlas.

Para Ramos se requiere un Estado “empoderador para crear herramientas para que individuos y regiones avancen económica y socialmente”, sin alejarse de la economía de mercado ni del libre mercado.

En entrevista con EL UNIVERSAL, explicó que el país debe tener solidez institucional y terminar con la corrupción, porque no se puede pensar en incrementar la recaudación si no se tiene un sistema de rendición de cuentas que funcione.

Expuso que hay un tema de concentración de riqueza en México y ello genera desigualdad en el país. “Los estudios muestran que esa situación provoca que si perteneces a un nivel socioeconómico bajo eso va a determinar mucho de tu futuro, porque seguramente no accederán a educación y lograrán conseguir trabajos de baja calidad”.

Añadió que hay jóvenes en pobreza que no podrán acceder a la universidad, lo que genera mano de obra con escasas habilidades, que en su gran mayoría laboran en la informalidad, lo que significa desperdiciar potencial y capacidades.

Mientras que en las casas donde el problema económico está resuelto existe menos estrés y hay mayor reforzamiento de la autoestima de los niños y jóvenes, mayor estimulación de las capacidades neuronales y desde ahí empieza la desigualdad.

“Esto es un círculo vicioso y la propuesta de la OCDE es justamente ver de qué forma el Estado puede volver a asumir una posición más estratégica en términos de dar prioridad a las inversiones que puedan apoyar a estos grupos y regiones rezagadas para que tengan posibilidad de desarrollar su potencial”, explicó la directora general de la OCDE.

Además de que la medición de la desigualdad no sólo trata de contabilizar el aumento de la riqueza en la población con mayor ingreso sino de medir que ahí se acumula la mayor parte de las ventajas. El 60% de la riqueza está en la décima parte de la población y 20% de la riqueza en 1%. Además, hay personas con riqueza negativa porque tienen deudas.

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