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El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reconoció los esfuerzos de México como un modelo a seguir en la elaboración de un Presupuesto Base Cero (PBC), el cual utilizó para hacer una reingeniería al gasto público durante 2016 para enfrentar la caída de los precios del petróleo.

Sin embargo, quedaron retos pendientes y lecciones aprendidas, pues tiene que asumirse como un proceso gradual y continuo.

Además, no se incluyó el gasto social, transferencias federales y gobiernos subnacionales, de acuerdo con un texto dado a conocer.

Con la pregunta “¿Sabes cómo armar un presupuesto base Cero para tú gobierno? Te contamos el caso de México”, el organismo que tiene como presidente Luis Alberto Moreno está promocionando el documento que dio a conocer titulado Reingeniería del Presupuesto de Egresos de la Federación en México, la experiencia de un PBC moderno.

En el informe se menciona que este proceso permitió reducir el número de programas presupuestarios, a través de fusiones y eliminaciones, y contener el crecimiento de ciertos componentes del gasto público.

Eliminación de plazas. Se destaca que el ajuste al cinturón en materia de servicios personales, Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) fueron las entidades que más se sacrificaron con el despido de personal.

Mientras que en la administración pública federal no hubo una eliminación sistemática de plazas.

Por el contrario, señaló que se crearon nuevos puestos para mandos superiores; como ejemplo se menciona que a escala federal se generaron 577 plazas de funcionarios de hasta nueve niveles jerárquicos inferiores al Presidente, lo que representó una erogación adicional de 308 millones de pesos.

Además, el incremento salarial a la burocracia sindicalizada tampoco se contuvo, destacó.

Refirió que en 2016, la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado negoció un alza de 5.1% nominal a la burocracia federal, similar al de años anteriores.

Retos. En la aparte específica de los retos, el reporte elaborado por los especialistas del BID Roberto Durán, Alberto Barreix, Luis Fernando Corrales y Alejandro Rasteletti, se pondera que una parte importante del presupuesto fue deliberadamente excluida de la iniciativa de reingeniería del gasto de 2016.

Se refieren a las aportaciones y participaciones federales destinadas a gobiernos subnacionales, las transferencias de la administración pública federal a terceros institucionales, los subsidios directos a particulares y el gasto no etiquetado de un ramo conocido como previsiones salariales y económicas.

Estos cuatro conceptos significan 34.7 % del gasto, detallaron.

Los especialistas consideraron que un proceso de consolidación completo para México necesariamente debe abarcar la optimización de estos conceptos de gasto.

No obstante, reconocieron que del problema de optimización del gasto, el de los entes públicos autónomos es uno de los retos más grandes para las finanzas públicas en el país.

En este sentido, plantearon como prioritario que como parte de la agenda pública se deben coordinar iniciativas descentralizadas de reingeniería entre gobiernos estatales, municipales y entes públicos autónomos, a través de un sistema de incentivos y penalidades gestionado desde el gobierno federal.

Lecciones. Entre otros retos y lecciones aprendidas del caso mexicano, mencionaron en primer lugar en términos técnicos que el formato abierto para el análisis del presupuesto es difícil de manejar, analizar e interpretar sin conocimientos técnicos especializados.

La disponibilidad de información no garantiza transparencia ni rendición de cuentas a priori, establecieron los consejeros.

Como consecuencia, la manera de combatir la corrupción se da a través de la incorporación de controles administrativos en los procesos de gestión financiera, lo cual complica la operación del gobierno elevando costos de transacción, alertaron.

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