Pasamos la vida persiguiendo arcoíris. Así es. Lo que tanto anhelamos y estamos seguros nos traerá la felicidad y nos mantendrá en un estado de satisfacción permanente, pierde su brillo con rapidez. Lo novedoso y brillante, el tesoro al final del arcoíris, muy pronto se convierte en algo “normal”. Y nos deja deseando cosas nuevas y mucho más resplandecientes.

Así es como la ropa o los accesorios que compramos el mes pasado pierden color, literal y metafóricamente. Sucede también con el teléfono celular: nos acostumbramos a las nuevas funciones y deja de ser tan fascinante como lo era al principio. Hasta que aparezca el nuevo modelo con deslumbrantes funciones.

Los expertos en marketing lo saben y aprovechan esta tendencia en el ser humano.

¿Cuál tendencia? A habituarnos a lo que en un momento consideramos novedoso y a perder interés en ello. Así, estos expertos ofrecen “nuevos” productos que estaremos siempre deseosos de comprar.

La búsqueda constante de estímulos nuevos, diferentes, es algo que se nos da naturalmente. No lo podemos evitar. Está en nuestro ADN.

A lo largo de la evolución, aprendimos que era necesario para la supervivencia poner atención a lo nuevo en el entorno. Siempre podría haber un nuevo depredador al acecho. Así, lo mejor era estar alerta para descubrir lo desconocido y distinto. Nuestra curiosidad imparable nos llevó a probar nuevos alimentos, encontrar nuevas formas de construir nuestras casas, maneras diferentes de expresarnos, por ejemplo, a través de las artes. Esta tendencia a adaptarnos ha sido útil, pero presenta algunos problemas cuando se trata de buscar la felicidad a través del hedonismo (la tendencia a la búsqueda del placer y el bienestar en todos los ámbitos de la vida).

No es una buena idea basar la felicidad sólo en el placer, como advertía el filósofo romano Séneca.

El mayor inconveniente consiste en que este tipo de felicidad se desvanece rápidamente y nos deja deseando más y más, y así ad infinitum. Todos lo hemos experimentado. Después del éxtasis de haber comprado un nuevo aparato musical, al cabo de unos meses se pierde el “boost” inicial y pasa a formar parte del entorno conocido, de nuestras actividades cotidianas. Entonces, ya no exaltamos tanto el placer que en un momento nos proporcionó. Escuchar música en ese aparato se vuelve cada vez más común, hasta convertirse en parte de la rutina y, por lo tanto, menos gratificante.

Pero la adaptación hedonista, la capacidad para adaptarnos a situaciones nuevas y agradables, no sólo ocurre en el terreno de lo material. También es aplicable a los eventos que nos impactan de manera positiva. en su investigación, concluyen que sin importar lo sucedido –ganar la lotería, mudarse a un barrio de mejor nivel económico, ganar un pleito legal u obtener un ascenso en el trabajo– con rapidez nos acostumbramos a las nuevas condiciones.

Experimentamos un pico inicial de energía y emociones arrebatadoras, pero luego se disipan, es decir, nos habituamos a lo placentero.

La adaptación a las nuevas condiciones nos roba la tan anhelada felicidad. Parecería que la habituación hedonista sólo es portadora de malas noticias. Pero no es así, porque esta tendencia en el ser humano también nos ayuda a recuperarnos cuando vivimos cosas difíciles o desagradables. Por ejemplo, cuando sufrimos un accidente, nos diagnostican una enfermedad crónica o sufrimos una pérdida por divorcio, poco a poco nos habituamos a las nuevas condiciones de vida. La mayoría de las veces, una vez vivida la situación traumática o la caída, el camino sólo nos lleva hacia arriba.

¿Estás deseos@ de prolongar tu felicidad?

Aquí tienes algunas herramientas anti-adaptación:

  1. No des por sentado lo que tienes. Aprecia aquello con lo que cuentas. Siéntete agradecid@ por ello. Piensa en cómo sería tu vida sin esas cosas, así las valorarás mucho más.

  2. Ten en mente tus logros, regocíjate en ellos. Celébralos.

  3. Varía tus actividades. La felicidad se “decolora” si siempre haces lo mismo. Esto ocurre con bastante frecuencia en una relación de pareja.

  4. Extiende el gozo por las cosas, las relaciones y los nuevos eventos en tu vida. Hazte consciente de ese gozo, de cómo se siente en tu cuerpo.

  5. En el trabajo, desempeña tareas diferentes, toma nuevos retos.

  6. Sé creativ@ en cuanto a tu vida social: toma una clase de swing, prueba nuevos estilos de ropa, aprovecha las oportunidades para moverte en círculos sociales nuevos y diferentes.

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