Nadie esta indefenso ante la adversidad. A pesar de los obstáculos, todos tenemos la capacidad para salir adelante y recuperarnos de las caídas. Si no, ¿cómo explicamos que, después de un período de dificultades, nos recuperamos mucho antes de lo pensado? Recuerda esa ocasión en que te rechazaron para el tan anhelado puesto de trabajo, alguien rompió contigo después de una relación amorosa que prometía bastante o no fuiste aceptad@ en una escuela o universidad. Seguramente, te recuperaste de la pérdida o el rechazo en todas esas ocasiones. Es más, te aseguro que te tomó menos tiempo y no fue tan terrible como lo habías imaginado.

Nos recuperamos mucho antes de lo que normalmente predecimos. Somos malos para calcular el dolor que habremos de sentir en situaciones emocionalmente impactantes. Y también nos equivocamos en cuanto al tiempo en que habremos de superar las pérdidas o las sensaciones de rechazo.

¿Por qué funcionamos de esta manera?

Porque subestimamos nuestra habilidad y fuerza para reponernos, levantarnos y seguir adelante, de acuerdo con el psicólogo social Daniel Gilbert, de la Universidad de Harvard. Junto con otros investigadores, el Dr. Gilbert ha encontrado que asumimos que el tiempo en que vamos a sentirnos infelices o desgraciados tras un evento negativo será más largo de lo que es en realidad. Con facilidad nos olvidamos de que contamos con lo que él llama un sistema inmune psicológico que nos protege de los peores efectos de la desgracia.

¿Qué es el sistema inmunológico mental?

Es un sistema de defensa de nuestra mente contra la infelicidad, los traumas emocionales, la pérdida de una persona querida, un divorcio o la pérdida del trabajo, por ejemplo. Es una especie de arma secreta que opera sin que nos demos cuenta para protegernos de lo peor, del derrumbe emocional y de estados psicológicos alterados. Al igual que tu sistema inmunológico físico se activa cuando tienes una infección o te encuentras herido, el sistema inmune psicológico te regresa a un estado de salud y bienestar después de un periodo de confusión mental, tristeza o ansiedad.

¿Cómo funciona?

En circunstancias negativas, tu sistema inmunológico mental recurre a estrategias para asegurar la pronta recuperación. Tres de estas estrategias son la racionalización, el reencuadre, y la estimación realista del tiempo y esfuerzo necesarios para el restablecimiento tras la adversidad.

La racionalización como parte del sistema de defensa psicológico consiste en el uso adecuado y positivo de argumentos para superar el dolor y llegar a la aceptación. Así, por ejemplo, después de asumir su dolor o frustración, quien ha sido rechazado por un potencial amante se explica el rechazo estoicamente al admitir que el otro tiene todo el derecho a aceptar estar en la relación o no. También se sirve del hecho de que no compartían la idea de la felicidad o de la pareja. Puede incluso considerar la explicación de que simplemente no le gustaba lo suficiente al otro. Estas son formas de utilizar la racionalización a su favor.

Cuando recurrimos al reecuadre modificamos nuestro punto de vista o nuestra perspectiva acerca de los obstáculos o dificultades enfrentados. Para hacerlo, debemos cambiar los esquemas mentales, la valoración, la actitud y la forma de responder ante lo acontecido. Al cambiar la forma de evaluar las cosas, nuestro sentir también cambia. Entonces convertimos lo adverso en una oportunidad favorable.

Así pues, ante el rechazo para una escuela, la estrategia del reencuadre, característica de la Programación Neuro-lingüística, nos lleva a encontrar el lado más positivo de la situación: “Tomarme un año libre me puede ayudar a ahorrar más para mis estudios, dedicar más tiempo a prepararme y a madurar en otros sentidos”. Se trata de ver el vaso medio lleno, en lugar de verlo medio vacío.

La falta de fe en nuestra resiliencia, esa capacidad para superar circunstancias traumáticas, nos lleva a asumir que las emociones negativas intensas se quedarán más tiempo que las emociones positivas. Para hacer una estimación adecuada y realista del tiempo que tomará en desaparecer el malestar, nos conviene recordar y tener siempre en mente lo ya superado con anterioridad. Esta puede ser una forma de recuperar la confianza en nuestra resiliencia.

Somos más fuertes y resilientes de lo que pensamos. ¿Para qué nos sirve saber esto? Para desarrollar la confianza en nosotros mismos, nuestro organismo y nuestra psique. Así será más fácil aventurarnos y decidirnos a vivir esas experiencias que, por miedo a sufrir, evitamos, empobreciendo nuestras vidas. Cada vez que huimos de una experiencia, reforzamos el temor que nos lleva a seguir evitándola y nos debilitamos. No lo permitas.

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