La neurosis tiene muy mala reputación. Es más, con frecuencia, se utiliza el término “neurótico” como un insulto. Y no es de sorprender, pues la neurosis se caracteriza por altos niveles de ansiedad que afectan la actitud y el estado de ánimo. La neurosis, el padecimiento psicológico número uno, se ha asociado a problemas de salud física y mental, y a la falta de satisfacción laboral y en las relaciones.

Muchas de nuestras acciones, actitudes y decisiones evidencian una tendencia a la neurosis. Por ejemplo, una persona neurótica llama o envía un mensaje de texto inmediatamente después de mandar un e-mail para asegurarse de que el otro lo recibió. Otra experimenta enojo y celos desmedidos cuando alguien mira a su pareja en la calle. Otra más se siente terriblemente culpable cuando le niega ayuda a quien se lo pide y tiene pensamientos repetitivos al respecto. Estas acciones y actitudes no sólo evidencian la neurosis, también la alimentan.

La neurosis es muy socorrida y muchos buscan alimentarla constantemente. Por esta razón, me parece una buena idea contribuir, con un propósito más bien jocoso, con algunas ideas para quienes se aferran con toda su fuerza a esta característica de la personalidad. La idea es reirnos un poco de nosotros mismos, una actitud que le pone sal a la vida. Si lo que buscas es fomentar la neurosis en tu vida y la de los demás, aquí tienes algunas sugerencias para lograrlo:

  1. Para ser un buen neurótico, aférrate al pasado. Agárrate con fuerza a esas formas viejas y apolilladas de actuar, sobre todo las que te han llevado a los mismos resultados una y otra vez. Si el malestar no es suficiente, entonces empéñate en adelantarte al futuro: imagina todo tipo de eventos desafortunados que aun no suceden, pero que podrían tener lugar en tu vida. Un buen neurótico lo sabe bien: es mejor sufrir y martirizarse por lo que aun no pasa, en lugar de ir descubriendo qué te ofrece la vida a cada instante.
  2. Para ser un buen neurótico, evita atender tus propias necesidades y comunicarlas a los demás. Hagas lo que hagas, nunca les digas a tus amigos, y mucho menos a tu pareja, cómo te gustaría que actuaran o qué no te agrada de su manera de proceder. En lugar de comunicarte verbalmente, mantente en silencio pero muéstrales tu descontento por medio de tu lenguaje corporal. Si quieren saber cómo te sientes, ¡que lo adivinen!
  3. Para ser un buen neurótico, recurre a la manipulación para obtener lo que quieres. En lugar de pedir ayuda clara y directamente o de hacer las cosas tú mism@, haz sentir culpables a los demás, hazte la víctima, chantajéalos emocionalmente. Bien sabes que la conversación cara a cara requiere de una gran fortaleza y pedir favores muestra un aspecto vulnerable que todos tenemos. Pero tú no, pase lo que pase, nunca utilices tu capacidad para enfrentar a tu jefe, por ejemplo, dialogar y llegar a un acuerdo. Huye de la confrontación como de la peste. Y si necesitas un favor, aguántate. Un buen neurótico jamás se humilla ni muestra su necesidad.
  4. Para ser un buen neurótico, mantente rígido respecto a tu pensamiento y tus acciones. Un buen neurótico nunca toma en cuenta la postura ajena, ni siquiera le da el beneficio de la duda. Y si al mundo no le gusta tu forma de pensar y actuar, ¡que se aguanten! Aférrate a tus creencias, incluso si la rigidez de pensamiento te ha traído problemas, la pérdida de un amigo o el término de una relación. Adaptarse un poco a las circunstancias, comprender la forma de pensar de los demás y estar abierto a lo nuevo es para pusilánimes.
  5. Para ser un buen neurótico, nunca te responsabilices de tus acciones. Siempre que puedas, achácales a otros tu malestar: “Por tu culpa, me siento deprimida”. Intenta hacerlos sentir culpables por lo que te sale mal durante el día: “¿Por qué no me despertaste más temprano?”. Nunca admitas que cometiste un error u olvidaste algo: “En la universidad no me avisaron que tenía que inscribirme”. El beneficio que obtienes –no responsabilizarte y pasar como víctima de las circunstancias– vale el precio a pagar: pérdida de control de tu vida e indefensión.
  6. Para ser un buen neurótico, evita las situaciones incómodas y difíciles. Si, por ejemplo, en una ocasión te caíste mientras patinabas, no vuelvas a tocar los patines ni por error. Así estarás completamente a salvo y alimentarás tus temores. Con suerte se convertirán en una fobia o se te impedirán hacer otras actividades. Si tuviste una mala experiencia en la relación con tu ex, aíslate del mundo y ni por error intentes una nueva relación. Un buen neurótico evita el malestar y la incomodidad, además da por hecho que lo vivido anteriormente se repetirá en todas y cada una de sus nuevas vivencias.

Estoy seguro de que ya conoces y practicas algunas de las ideas aquí sugeridas para convertirte en un buen neurótico. Si aplicas otras estrategias para incrementar tu neurosis, siéntete en libertad de compartirlas en este espacio. Un buen neurótico contagia a los demás con su neurosis. Saludos y buena suerte.

Si te gustó este artículo, compártelo con quien creas le pueda interesar. Sígueme en . Sígueme en . Lee mi libro .

Google News

Noticias según tus intereses