Lobos con piel de oveja

Algunas personas expresan su ira de manera disfrazada, son lobos en piel de cordero que buscan vengarse de quien les hace pasar un mal rato. La agresión pasiva es un patrón repetitivo de acciones negativas y resistencia pasiva a demandas totalmente razonables. Es una forma de expresar enojo y hostilidad de forma oculta para hacer un ajuste de cuentas. ¿Qué busca el agresor pasivo a través del sarcasmo, las bromas pesadas la resistencia y sus acciones irritantes? Poder, control y satisfacción a través de emociones negativas. Además, lograr que el otro exprese el enojo que él mismo es incapaz de admitir.

La agresión pasiva es el crimen perfecto en la oficina, dice Signe Whitson, experta en la psicología de la persona pasivo-agresiva. En el trabajo, con bastante frecuencia, el lobo en piel de oveja sale airoso, como muestran estas historias de agresión pasiva.

“Pensé que sabías”

Viernes por la tarde. Una junta de trabajo con el jefe del departamento en el que Samuel y Christian trabajan. Mientras Christian, quien anteriormente ha hecho quedar muy mal a Samuel frente al jefe y se ha convertido en su pesadilla, sale un momento al baño, el jefe hace un anuncio de vital importancia. “Sin excepción alguna, el lunes a primera hora, los empleados deberán traer ideas para trabajar en un proyecto importante. Quienes no lo hagan, enfrentarán grandes consecuencias”. Al volver, mientras todos se retiraban de la reunión, Christian indaga con Samuel si, en su ausencia, se dijo algo trascendente. Samuel simplemente contesta: “No, el jefe sólo nos deseó un buen fin de semana”.

Como podemos imaginar, Christian enfrentó ciertas consecuencias. Este es un ejemplo de la táctica pasivo-agresiva que la frase “Pensé que sabías” ilustra tan bien. Ocultar información que podría prevenir un problema, en este caso para Christian, es la forma velada de Samuel de desquitarse de él por el maltrato recibido antes. Samuel, por su parte, sale muy bien librado de la situación, declarándose ignorante, haciéndose el inocente, defendiéndose con “Pensé que sabías” y regodeándose en la angustia de su compañero de trabajo.

“No sabía que era para hoy”

Esta frase es prima hermana de “Pensé que sabías”, pues consiste en apelar a la ignorancia para salirse con la suya, afectando el trabajo de los demás. Otras frases hermanas son: “Nadie me lo dijo”, “No me capacitaron para eso” y “Así siempre se ha hecho”. Todas ellas las utiliza el agresor pasivo para justificar un trabajo no hecho o incompleto.

¿Quién es dado a recurrir a la actitud pasivo-agresiva expresándose mediante estas frases? Un empleado que se siente poco apreciado, quejoso, irresponsable, saboteador que racionaliza sus acciones y siempre tiene una explicación aceptable. Como a menudo sus acciones escapan a la supervisión y reglamentación de Recursos Humanos, sus justificaciones le permiten salir bien librado de la situación.

“Por supuesto, con gusto lo hago”

Un operador telefónico, con un sonrisa al otro lado de la línea, promete pasar un reporte para que desbloqueen la tarjeta de crédito que el banco por error bloqueó. Cuando tratas de volver a hacer uso de la tarjeta, la tarjeta sigue bloqueada. Uno puede imaginar: el empleado pasivo-agresivo simplemente no hizo lo debido. Así que, molesto y con tu número de operación en mano, vuelves a marcar para hacerles ver el error y que es la segunda vez que intentas hacer la corrección. Te atiende una persona sumamente amable que, después de hacerte esperar unos minutos, “accidentalmente” corta la llamada.

La agresión pasiva típica de la frase “Por supuesto, con gusto lo hago” también se hace evidente en la actitud de ese compañero de trabajo que prometió ayudarte con un proyecto, pero que nunca parece tener tiempo. Sí intención, pero nunca disposición, pues está “demasiado ocupado”. Y se entiende la falta de tiempo, el problema está en que no da respuestas claras, directas y honestas a la petición, sólo excusas vagas. Postergar es la actitud saboteadora por excelencia. Otros empleados que agreden pasivamente llegan tarde o faltan al trabajo, en días de mucha carga laboral, de grandes proyectos, juntas importantes.

“¡Ay! Me equivoqué”

Las “equivocaciones” con frecuencia evidencian la hostilidad escondida detrás de una sonrisa. Un empleado en una cafetería le sirve varias tazas de café con cafeína a un cliente “difícil” que ha pedido descafeinado. ¿Para qué lo hace? Para vengarse por el maltrato, en ocasiones verdadero y en otras sólo percibido como tal. Laura, la compañera de Sergio en la barra de la cafetería “accidentalmente” pone sal en las azucareras. Sergio, claro, debe enfrentar las quejas de los clientes. ¿Por qué lo hace? Porque resiente su trato, así que cobra venganza de manera indirecta, en lugar de confrontarlo y pedirle un trato adecuado.

Algunos empleados resentidos olvidan archivar u ordenan mal documentos importantes. Otros hacer quedar mal a un compañero al que le tienen envidia, para disminuirlo o hacerlo quedar como incompetente: “No llamaste, así que decidí consultar a tu jefe”. En la agresión pasiva ocurre, como dice un antiguo proverbio chino, que “detrás de la sonrisa, hay un cuchillo oculto”.

¿Has sido víctima de la agresión pasiva en el trabajo? Comparte tus experiencias con el servicio a clientes, las oficinas burocráticas, restaurantes, compañeros de trabajo y jefes.

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