Un año después de la gran movilización nacional del #24A, organizada como una respuesta a la violencia machista, las chilangas volvimos a salir a las calles.

Pero poquito.

No les voy a mentir. Fue muy bajoneante llegar al Ángel y ver que con trabajos llenaríamos una tocada de antiguo Rockotitlán. O, para hacer una comparación acorde a los tiempos actuales, un concierto en el Caradura. Hicimos base, como microbús, esperando a que llegara más gente. Hora y media después de la hora acordada, la marchecita partió rumbo al Centro.

Motivos para protestar sobraban: . Lo del Juez Porky. Los transfeminicidios. Marcelino Perelló. Los chingos de testimonios de mujeres que fueron a denunciar violencia sexual y se toparon con el mismo proceso revictimizante de mierda que no sirve para un carajo. El Matanovias. El acoso en las universidades y la nula reacción de las autoridades. Etcétera. Etceterísima. Nos hierve la sangre. Estamos hartas.

¿Entonces qué falló? ¿Por qué no vimos esos ríos de gente del año pasado? Perdón por el whitesplaining, cisplaining, bugasplaining y fresplaining, peeero siento que fue un error estratégico aferrarse a la marca del #24A, que como hashtag ya se arruinó porque en Venezuela lo usaron para el plantón. Mejor quedarse con el #VivasNosQueremos y hacerla en domingo, que hay menos trabajo, escuela y tráfico. Supongo que todo esto se discutió en las asambleas, y estoy segura de que alguna buena razón habrán encontrada para armarla en lunes, pero es mi opinión de persona que llegó tarde pero igual quiere meter su cuchara aunque nadie le preguntó.

El boleto de metro salió con #VivasNosQueremos, ¿por qué no aprovechar la publicidad gratuita?

También noté mucha división. Ya a la mera hora no se notó, pero en los días previos todo eran desacuerdos facebookeros que siento que espantaron a mucha gente, además de que el mensaje y la convocatoria estaban atomizados y así menos banda se enteró o dijo “Está muy confuso, mejor no voy”.

Por ejemplo, Morras convocó a un contingente llamado “Sin perreo no es mi revolución”. Se les cuestionó por qué estaban usando el hashtag #24A, cuando no habían ido a las asambleas ni habían sido parte de la organización original. Yo me pregunto en qué momento registraron la marca y cuándo salir a marchar se convirtió en una clase de la UNAM donde hay que cumplir 80% de asistencia y leer todas las fotocopias para pasar, o bien, para tener el derecho de hacer bola con tus amigues para asistir. También hubo bronca porque no excluyeron a los hombres cisgénero del llamado, pero si éstos se apegan a las reglas de ir hasta atrás ni ser metiches ni protagónicos, creo que habría que darles chance de asistir como aliados.

(Ya sé, soy demasiado inocente, porque en marchas anteriores ha habido incidentes de violencia de vatos que sienten que se les va a caer el pito si no van en primera fila. Ellos se lo han ganado. Es como en el metrobús y en el metro: ni modo que les hicieras casting para ver quiénes no van a acosar).

En otros rincones de Facebook, vi mucho desacuerdo entre y colectivos queer. Y yo digo: pero qué necesidad, si al final somos víctimas de la misma pinche violencia. Si no te cae bien una pandilla pues te vas con otra y ya. Todes cabemos en la misma marcha sabiéndonos acomodar.

Obviamente hay ciertas reglas que se deben cumplir, como los contingentes separatistas, que los partidos políticos no pueden colgarse o que no hay que andar saqueando Oxxos ni aventando piedras, ¿pero no podría el #24A o #VivasNosQueremos en una especie de open source, una marcha contra la violencia machista que cada quien se apropiara a su manera? Si es un problema nos afecta parejo, ¿por qué clavarse tantisisisisísimo en los detalles sobre cómo protestar en contra de él? De todos modos jamás nos vamos a poner de acuerdo, jamás seremos activistas intachables, jamás haremos la marcha perfecta.

Ay no, soy insoportable. Esperen pronto el taller sobre “Cómo organizar una marcha feminista exitosa” que impartiré junto a .

Eso sí, no hay peor marcha que la que no se hace. .

***

Volviendo al contingente del perreo, uf, está cabrón cómo sigue siendo un tema PROHIBIDO. Así como algunas feministas lo ven como algo que frivoliza el movimiento, los machos creen que es una “contradicción” y que si twerkeas ya no puedes “pedir respeto” (por cierto, ¿se han fijado cómo se habla del respeto como algo que las mujeres tienen que “ganarse”, pero nada más ellas, porque ellos lo pueden esperar así en automático?).

 

Sin perreo no es mi revolución. El contingente de @morrasmx en el #24a

Una publicación compartida de Tamara D. (@plaqueta) el

Sobre el video que subí de “Sin perreo no es mi revolución”, un tipo dijo “Por eso nadie las toma en serio”. Amigo: aunque sólo bailáramos vals, nos vistiéramos diario de traje sastre e interpusiéramos nuestras quejas contra la violencia por la vía institucional, con un oficio por triplicado y en un horario de 11 a 13 horas, no nos tomarías en serio, porque eres un macho con la cabeza metida en el culo.

Sobre el tema del perreo ha escribo varias veces Catalina Ruiz Navarro. , , .

Si pudiera perrear, lo haría, pero tengo . Ustedes que pueden, aprovechen.

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