¿Qué? ¿Cómo que ya fue Navidad? ¡¿PERDÍ MI OPORTUNIDAD DE ARRUINAR LA NAVIDAD CON MI FEMINAZISMO?!

Ash, pues sí. Resulta que hace como un mes fui a la juguetería a ver cómo andaba el sexismo en los productos y tomé mil notas para hacer mi reporte femigrinch antes de la fecha más esperada del año en México. PERO SE ME OLVIDÓ.

Bueno, aún nos queda el Día de Reyes, así lo haré ahora mismo.

(Cabe señalar que esta sesuda investigación de campo la hice con un disco de Cepillín como música de fondo).

¿KHE?

Primero me topé con el pasillo de Lego, que históricamente es lo más chingón del universo. Hay sets “unisex”, como los de Scooby Doo o Angry Birds, pero otros sí están muy separados entre sí, tanto en colocación como en diseño: por un lado, los de “aventura” (ninjas, dinosaurios, superhéroes) y por otro los que parecen caja de Kótex, todo en moradito y rosita y con temas superbabosos de tiempo libre como “vamos al spa”, “hay que hacerle una fiesta de cumpleaños al perrito” o “viajemos en el jet privado a costa del erario público como si fuéramos priistas”.

Nótese que sólo en este set de la línea “Friends” incluyen a un personaje masculino, porque ni modo que ella tenga su propio jet, jaja, cómo creen. BUEN INTENTO DE DISTRAERNOS PONIENDO A UN GÜEY DE PIEL MORENA, LEGO.

Otra de Lego: en vista de la creciente popularidad de los superhéroes, y para prevenir que las niñas se vuelvan lenchas al jugar con Batman o Supermán, sacaron la línea de SuperHero GIRLS. Es importante ponerlo súper lejos de los machines de DC Comics, porque las cajas podrían contaminarse de estrógenos de Harley Quinn y la masculinidad de los varoncitos peligraría.

#AyLego

A un ladito está Playmobil, que también es chidísimo y tiene varias opciones unisex, pero otras son todas “azul para niños, rosita para niñas”.

Hasta el malora es güey.

AAAAAAWWWW PERO TIENE UN PERRITO Y UN GATITOOOOOO.

En la sección para las chavitas más chirris, una agradable sorpresa fue un personaje de Disney que se llama Doc McStuffins, una niña afroamerigringa que quiere ser médica y, mientras lo logra, “cura” a sus juguetes.

Por otro lado, Nerf, la marca de armas “de a mentis”, ya sacó una línea en colores pastel –y con puras chavas retratadas en la caja para evitar cualquier tipo de confusión– para que las niñas gringas también vayan practicando para tener armas en casa y echarle porras a la NRA.

(El párrafo anterior estuvo patrocinado por mi chairismo antibélico de persona adulta que ya olvidó lo divertido que es dispararse pelotitas y misiles aguaditos en el patio de la escuela).

Todo esto me iba conduciendo al pasillo de las niñas. Qué dolor.

Hay plumas y collares brillantes como para ir al Marrakech (¿#conapreeeeeed?). Hay una cantidad absurda de pajaritos inanimados. Hay un chingo de comida de plástico (¿por qué no podemos jugar con comida de verdad Y LUEGO COMÉRNOSLA?). Hay juegos de té. Hay máquina de raspados (¡todavía existe!). Hay ollas, estufitas, cacerolas. Y hay, se los juro por mi copa menstrual, UN BURRO DE PLANCHAR y UNA ESCOBA CON RECOGEDOR. ¿Cómo esto puede ser divertido? ¿Por qué creen que se inventó la ropa que no se arruga y la aspiradora que camina sola? PORQUE NADIE QUIERE PINCHES PLANCHAR NI BARRER. Todes debemos aprender a hacerlo, sí, pero no veo el equivalente en el pasillo de los niños, y luego ahí los tienen a sus 40 años con sus camisas todas arrugadas y/o sus pantalones de vestir brillosos porque no sabían que debían mandarlos a la tintorería.

Lo más horroroso que vi fue la sección de “vete programando para ser mamá”. Qué pedo con el número de carreolas, cunitas, biberones y bebés terroríficos con cara de que están embrujados y te van a acuchillar en la noche. Y lo peor-peor-peorsísimo, que de tan malo está chingón, fue... ¡el bonsai baby!

WTF

(Millennials: los bonsai kitten fue la primera gran vacilada convertida en noticia falsa del internet. Pueden leer al respecto aquí).

En el área de muñecas, tanto Nancy como Barbie y otras monas menos populares tienen profesiones completamente respetables pero típicamente relacionadas con el género femenino... y en general medio-que-muy mal pagadas. (Por ejemplo, todes sabemos que los ninjas ganan más que las estilistas de animales. Fuente: estudio). Otras parece que ni siquiera tienen chamba, sino que se la pasan de ociosas cotorreando en la alberca o echando el té con las amigas.

Buena suerte intentando comprar una casa de campo así con los sueldos del siglo XXI, Barbie.

Por lo menos hay Barbie agente secreta... que seguramente gana 18% menos que sus colegas hombres.

Además, no sé cómo puede mantener el secreto con tanto glitter en la gabardina.

En fin, toda esa sección es la peor pesadilla feminazi.

Por último, voy a hablar de juguetes Mi Alegría, porque con juguetes Mi Alegría aprendemos y jugamos.

Aunque esta marca pierde mil plaquepuntos por tener en su catálogo unos osos que rezan el Padre Nuestro (PLAKETA INTOLERANTE), tiene el mérito de ser una empresa mexicana que ha logrado sobrevivir a la malvada depredacioooooón homogeneizante del capitalismoooo. Ya con eso soy palera suya.

PEEEEEERO.

Lo primero: las niñas y los niños que aparecen fotografiados en sus empaques están GÜERÍSIMOS. Qué pedo con su representación de país nórdico. Incluso los de dibujito tienen el pelo amarillo. ¡Maaaal!

Luego: aunque en la mayoría de los juegos de cocina y de laboratorios aparecen niña con niño, cuando ponen a una niña sola sieeeempre es en algo relacionado con lo doméstico o con la belleza, mientras que los niños solos son en ondas científicas y/o experimentación e investigación. Hasta en los kits de magia aparece puro buguita.

El que más me hizo enojar fue el de “Askerobromas”, que es mi prodcuto favorito y lo he comprado un par de veces para tener el molde de cerebro.

En la caja aparece un güero muy orgulloso de su postre en forma de sesos, mientras que la chava grita horrorizada porque LAS NIÑAS DEBEN TENER MIEDO DE TODO Y SENTIR ASCO DE LO QUE NO SEA ASÉPTICO Y SI NO ES ASÉPTICO MÁS VALE QUE TE PONGAS A LIMPIAR CON EL KIT DE AMA DE CASA MI ALEGRÍA.

Me arde de forma especial porque recuerdo perfectamente cuando, hace once años, llevé la gelatina de la foto a mi clase de “Periodismo de la ciencia” en la FCPyS. Todas las mujeres se negaron a probarla porque “Ay guaaaaaaaácala”, mientras que los hombres disfrutaron de su delicioso sabor a clight de fresa. En su momento pensé que eran unas tontas por ser tan borregas y ellos muy chingones, en lugar de culpar al MALVADO SISTEMA PATRIARCAL que las programó desde la cuna a tenerle miedo a toda clase de nuevas experiencias y a sentir “asquito”, y a ellos a entrarle a los alimentos de dudosa procedencia con tal que no los tacharan de putos.

Tsss.

Para cerrar con broche de plástico rosa, les presento el kit de DOCTORA, porque qué es eso de andar curando pacientes con instrumental médico unisex.

***

Hasta aquí mi emocionante reporte sobre la oferta juguetera en México. Todo está perdido. Además, puro machín elige los regalos: Santoclós y los Reyes Magos. ¿Quién le lleva los regalos a las minifeministas? ¿Rosie the Riveter?

La próxima navidad lo discutimos.

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