Creé la primera versión del blog “Crisis de los 30” cuando tenía 28, porque estaba segura de que la catástrofe de la cuarta década de vida sería devastadora. “De una vez, no vaya a ser”, me dije.

Siempre viví atormentada porque ahí venían los treinta, esa etapa que me habían pintado como una muerte espiritual donde la vida quedaba reducida a un juego de portavasos que portan vasos de porcelana francesa que portan té verde orgánico que porta antioxidantes que porta beneficios contra TU EDAD ESA MALDICIÓN DE LA QUE NO PUEDES ESCAPAR.

En serio. ¿A poco no? Desde chiquilles nos bombardean con mensajes de que a los 30 ya no debes hacer todas las cosas que, por banales que fueran, te resultaban divertidas antes, y que ahora tu existencia debe estar dedicada exclusivamente a cosas RESPONSABLES, como pagar impuestos, biencasarse y ver documentales soviéticos sobre la importancia de la lombriz de agua dulce.

Pero entonces se terminan los 29, cruzas el umbral, despiertas “en el tercer piso” (#frasesaevitar) y, sorpresa, todo sigue igual. Te asomas y ahí sigue tu refri lleno de bebidas energéticas y frascos de mostaza caducos. Prendes la tele y te atrapa un capítulo de American Ninja Warrior o . Duermes riquísimo todo el sábado, esa noche te pones una peda, te da cruda horrible pero la fiesta estuvo épica y no te arrepientes. Corres a tu one night stand, desayunas comida chatarra del Oxxo y disfrutas cada Takis Fuego como si fuera el último bocado de glutamato monosódico del universo. Te das cuenta de que no has muerto por dentro, de que la vida sigue, que los treinta no son el final.

El precio a pagar por seguir divirtiéndote a esta edad es ser llamado chavorruco.

CHAN CHAN CHAAAAAN.

Ay, pero pues sí. Chavorruca a mucha honra. ¿O en serio esperaban que siguiéramos reglas nada más porque “así lo dictan las buenas costumbres” que quién sabe qué bola de pendejos inventó? Cosas así todavía rolan por el internet:

-No debes ir a bares frecuentados por veinteañeros. Porque lo único adecuado a tu edad es asistir a clubes asépticos donde se escucha exclusivamente Depeche Mode mientras se beben gin tonics de 200 pesos. Güey, vámonos a Copilco AHORITA o al Mala Idea y al Jacalito (¿ya los reabrieron?).

-No debes oir música “de mal gusto” a todo volumen en tu coche (o en donde sea). Pffff. La única razón por la que yo tendría un coche es para escuchar a Moderatto con mis bocinotas de Bazar Lomas Verdes mientras atravieso Villa Coapa (porque si tienes un coche es para ir a Villa Coapa, ¿no?). La banda espera que sólo escuches “música clásica” y Pink Floyd.

-No debes viajar de mochilazo. Esta gente asume que todo mundo se fue a Europa saliendo de la prepa, ¿pero y los que no? O sea, ¿es preferible irte a Tequesquiquiapan de la Sal en hotel de cinco estrellas a irte a Bután y quedarte en airbnbs con ratas si no te alcanza para el hotel “decente”? Ay, sí, porque “qué van a decir” los butaneses que te vean, o sea goooeeei.

-No debes salir con gente de 20. Con el pretexto de que “ellas maduran antes” se ha justificado que las mujeres heterosexuales tengan parejas hasta 30 años mayores que ellas sin problemas. Ah, pero al revés: asaltacunas, cougar, lagartona, vieja ridícula. El colmo es , donde la autora sugiere que deberías salir con los de 40 porque “te pueden comprar cosas”.

-No debes bailar desenfrenadamente. Porque ni siquiera el mensaje de Footloose pudimos entender como sociedad (o sí, porque Kevin Bacon y Lori Singer estaban en sus veintes y sí se valía que bailaran). Hay que bailar el vals y nada más.

-No debes irte de peda toda la noche. Sí, ya no es tan fácil beber a esta edad porque la cruda es insoportable, pero una al año no hace daño y todes sabemos que las fiestas épicas terminan cuando ya hay luz del sol: a los 18, a los 25, a los 36, al infinito y más pa’ allá que pa´acá. Si en su momento no le diste explicaciones a tus papás, ¿ahora a quién deberías dárselas?

A estas estupideces se añaden las interminables listas de las prendas de vestir que las mujeres ya no debemos ponernos POR NINGÚN MOTIVO al cumplir esta edad. (No puedo creer que en 2016 se sigan escribiendo y compartiendo, pero sí).

-Camisetas impresas. Sí, hay muchas que ya no uso y que ahora planeo convertir , pero pero renunciar a playeras como ésta sería una pendejada:

-Cosas con brillitos / animal print / prendas peludas. Güey, con lo que cuesta atreverse a usarlas en esta sociedad hiperconservadora, ¡y ahora nos las quieren quitar! Nunca es demasiado tarde para ponerte un chingo de zebra azul con un abrigo de pelo largo y zapatos de lentejuelas, todo al mismo tiempo, todo.

-Minifaldas / minivestidos. Porque a los 30 repentinamente tus muslos se convierten en calabaza, como la carroza de la Cenicienta, entonces las tienes que cubrir de harapos para que nadie lo note.

Dramatización.

-Overoles / monos. BALLANSE A LA BERGA.

Quiero que Ghostbusters sea un éxito y que estas chicas impongan tendencia.

-Crop tops. En los 90 no te atreviste a usarlos porque estábamos muy chiquitas, porque no te dejaban en tu casa, porque tu escuela de gobierno era como de monjas. Ahora la moda volvió y te dicen que es demasiado tarde. PUES GÜEBOS. Con los años que tarda una en construir la autoestima y la seguridad necesarias para enseñar tantita panza, a mí nadie me viene a decir esta mamada.

-Leggings. No voy a volver a tener .

-Faldas de tul. ¿DE DÓNDE SALIÓ ESTA ESTUPIDEZ?

-Zapatos muy toscos. *les avienta una bota con casquillo en la jeta*

Porto mi uniforme de chavorruca con urgullo. Propongo empezar a usar la palabra sí con humor, pero también apropiárnosla, porque si nos descuidamos nos atrapa la corriente estandarruquizadora y terminamos así:

Y pues

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