Hace apenas unos meses que Donald Trump llegó al poder, meses que han estado plagado de escándalos, de turbulencias en la Casa Blanca, de rupturas. Meses que han mostrado a un hombre desequilibrado, dispuesto a demostrar al mundo que él -sólo él- es todopoderoso, que ante el se van a arrodillar todos, sin excepción.

Al finalizar la segunda guerra mundial y con la creación de la Organización de las Naciones Unidas, el mundo parecía estar de acuerdo, por lo menos, en una cosa: el arsenal nuclear podía terminar con la humanidad. Por años durante la guerra fría las tensiones pusieron en vilo la paz del mundo, sin embargo, las estrategias de los involucrados se sostenían por mantener la amenaza violenta y nuclear pero sin el interés de verdaderamente hacer uso de ella.

La amenaza de Fuego y Furia de Trump a Corea del Norte no debe ser tomada a juego. El crecimiento del poderío nuclear del país comandado por Kim Jong-Un es una amenaza en potencia que ha puesto en jaque el sistema internacional. Los despliegues de fuerza norcoreano no habían encontrado eco en distintas administraciones de Estados Unidos hasta que llegó el hombre del pelo naranja.

Donald Trump encontró en el dictador asiático a la horma de su zapato. Su imprudencia le ha llevado a encender todas las alarmas de seguridad. Su irresponsabilidad no sólo pone en jaque a Estados Unidos, pone en peligro al mundo entero. No hay una estrategia detrás, sólo bravuconas al más puro estilo de bully de la escuela que quiere demostrar que no hay nadie más fuerte que él en el barrio. Los resultados pueden llegar a ser catastróficos para el mundo.

El Presidente de Estados Unidos quiere intimidar y se está enfrentando a otro narcisista como él e igual de irresponsable. Un dictador que no tiene los más mínimos límites morales ni mucho menos institucionales como para iniciar una tercera guerra mundial. Con dos locos en el poder el mundo está en riesgo. De continuar esta escalada Fuego y Furia podría ser el epitafio en la lápida de la humanidad.

La esperanza está puesta en la diplomacia y en un órgano que ha perdido credibilidad pero cuya importancia parece renacer en estos tiempos: Naciones Unidas, donde una vez más, los ojos del mundo estarán posados.

Google News

Noticias según tus intereses