Luego de las elecciones del pasado 26 de junio en España una cosa ha quedado clara: las campañas electorales ya no pueden diseñarse ni operarse confiando en los resultados de las encuestas electorales. Los resultados quedaron lejos de lo que se antojaba como un cambio radical de posiciones entre los partidos políticos tradicionales y los de nuevo cuño que, con Podemos, amenazaba con escalar al segundo lugar y arrebatar al PSOE ese espacio.

No sucedió. Lejos de eso, el Partido Popular incrementó su votación y con ello el número de escaños que obtiene en el Parlamento. Podemos en alianza con Izquierda Unida se quedó prácticamente en el mismo nivel de votación que la que obtuvo en diciembre de 2015.

Ahora, con los análisis post electorales ha quedado claro que se sobreestimó el voto por Podemos y el del PP se subestimó. Esta fue una elección que dejó claro un camino trazado por los ciudadanos: la derecha. Las explicaciones pasan por señalar los errores en las encuestas, afirmar que los ciudadanos mienten, que la edad de los votantes tuvo la mayor trascendencia y otra que, a mi parecer tiene bastante sentido: Brexit.

El referéndum británico se celebró tan solo unos días antes que las elecciones españolas. La conmoción causada por el resultado aún se sigue señalando en los diarios y noticieros europeos. Se cree que el golpe económico y financiero será, no sólo para la Unión Europea sino para el Reino Unido de manera particular.

En los últimos días, la libra esterlina ha perdido tanto valor que ha llegado a límites que no se veían desde 1985. Ello nos da una idea del golpe que recibió la isla y cuyos coletazos seguirán pegando por dos o tres años más a su propia economía y a la de los vecinos.

Los españoles conocen de crisis. La debacle política a la que se han enfrentado desde que en diciembre pasado se tornó imposible formar gobierno ha venido retumbando en sus oídos por ya seis meses. Por supuesto nadie desea una mayor crisis política ni mucho menos económica. Ese miedo se hizo evidente el 26 donde los ciudadanos, más que votar por Mariano Rajoy y por el PP votaron por la seguridad, por una búsqueda de estabilidad y en contra del Brexit.

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