La motivación es una de las herramientas más básicas para la definición y logro de grandes objetivos en el ser humano. Una persona motivada es capaz de subir al Everest o correr 60 kilómetros sin parar, mientras que una persona desmotivada puede pasar días y días en la cama sin ganas o intención de levantarse. 
La motivación es la gasolina del motor tanto físico, como emocional, y hasta espiritual, humanos. Pero, ¿cómo lograr que una persona se mantenga motivada por largos periodos para el logro de un gran objetivo? Esta fue una de las preguntas que definimos en el estudio que estamos haciendo al que bautizamos “El Secreto de la Motivación”, que habrá de concluir en un libro hacia finales de este año, que llevará el mismo nombre. Este estudio nos ha llevado a desarrollar dinámicas y ejercicios para aplicar tanto en empresas (con adultos), como en escuelas (con niños). 
En este Blog compartiré contigo tan sólo uno de tantos secretos que hemos comenzado a descubrir alrededor de la motivación. 
Recientemente estuvimos (yo y equipo) en una escuela primaria montessori de la Ciudad de México aplicando una serie de dinámicas en varios salones de clase. Una de las dinámicas consistió en tomar dos salones de clase, a uno se le decía que el día siguiente habría un ejercicio durante la clase de deportes en el que cada persona tendría que hacer el número de lagartijas que les tocara en un papelito que les fue entregado a cada uno (números entre 16 y 25), que esa sería justo la cantidad que tendrían que hacer forzosamente de lagartijas, así que les avisábamos desde entonces para que tuvieran un día para prepararse y entrenar. Al otro grupo le pedimos que cada uno debería de fijar el número puntual de lagartijas que lograrían, que ellos eran libres, que lo pensaran y que lo escribieran en un papel que le pasaran a su maestra, después este número era leído en voz alta (para generarles aún mayor compromiso con el número). 
Al día siguiente, aplicamos la prueba como estaba planeada, nos quedamos sorprendidos con los resultados. Aquellos en el grupo a quienes se les IMPUSO un número de lagartijas lograron en promedio 17 lagartijas por alumno, mientras que aquellos a quienes se les dio la posibilidad de definir su propio número de lagartijas, y al que se comprometieron públicamente, hicieron en promedio 24 lagartijas. 
Estos resultados dejan claramente en evidencia que cuando una persona define sus propios objetivos surge una mayor motivación para hacerle frente al compromiso establecido consigo mismo; y que cuando el compromiso es público la motivación es aún mucho mayor. En ocasiones imponemos en nuestros hijos y en nuestros colaboradores objetivos, sin consultarlos, sin preguntarles, sin tomarlos en cuenta en la definición de estos, lo cual, como vemos, es incorrecto (además de injusto), y al mismo tiempo estos impedirá que logren aún más. Uno de los secretos de la motivación es que cuando dejamos que cada quien ejerza su libre albedrío y defina sus propios objetivos, es que estos tendrán más probabilidad de lograrse y hasta de superarse. Si a esto le sumamos que los objetivos de cada persona se hagan públicos, más compromiso habrá para lograrlos; aunque esto también implicará tener técnicas a la mano para sanar rápido el dolor potencial que se podrá generar en alguien al no cumplir un objetivo ante la mirada expectante del público….

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