En Whatsapp circuló la noticia de que 22 misioneros secuestrados por el grupo islámico ISIS  fueron condenados a muerte y serían decapitados el pasado ocho de abril. Además, se hacía referencia a la petición del Papa Francisco de orar por ellos.

Al buscar confirmación de la noticia se descubre que es una confusión de un acontecimiento del 2007, según explica en su portal WEB la Agencia Católica de Informaciones, , la cual forma parte de del Grupo ACI, una de las más grandes cadenas de TV vinculadas a la Iglesia Católica, con presencia en los cinco continentes.

Sin embargo, aunque esta noticia no es actual y se refiere a hechos antiguos, nos describe un contexto actual y vigente, emproblemado y de conflicto.

El mundo de hoy, está confrontado desde que se inició el fenómeno de globalización. Los grupos terroristas están capitalizando este fenómeno de conflicto religioso, étnico y cultural que se da en paralelo, pero de forma inversa a la integración comercial, económica y con impacto político, que se deriva de la globalización.

El Estado Islámico, denominado también ISIS, es parte de este fenómeno que puede convulsionar al mundo. Ataques terroristas graves, secuestros, asesinatos e incluso decapitaciones.

La aversión de ISIS por el mundo occidental queda clara con la destrucción de zonas arqueológicas de Siria altamente valoradas por esta parte del mundo.

En el futuro a mediano plazo parece vislumbrarse un retroceso histórico de modo tal, que se repetirá el fenómeno político de las “cruzadas”, que confrontó al cristianismo con el islam al final de la época medieval, o sea, hace mil años.

En el centro de muchos de estos conflictos del oriente medio se perciben diferencias religiosas.

Vemos que se están gestando fenómenos sociales que se derivan de la globalización.

¿Por qué un alto porcentaje de los miembros del Estado Islámico, o sea Isis, que pertenecen a esta generación millennial, descubrimos que no nacieron en sus países de origen familiar, sino en Europa?

Muchos de estos terroristas nacieron en Francia, Inglaterra y Bélgica y ahí han pasado casi toda su vida. Sin embargo, han idealizado sus raíces islámicas y se sienten parte de un país que sólo conocían por referencias. Revaloran su identidad cultural y religiosa y un día deciden dedicar el resto de su vida a defender las causas y promover los valores. del Estado Islámico que consideran representa la identidad de su origen familiar, aunque eso signifique voltearse en contra de los países que le dieron asilo a sus familias y donde ellos nacieron.

Independientemente del problema político y económico que representa hoy Siria porque su gobierno tiene el apoyo de Rusia, Irán y China mientras la oposición está respaldada por Estados Unidos, Francia e Inglaterra, hay conflictos religiosos y culturales de gran dimensión explotando en esa región del mundo.

Consideremos que los conflictos políticos responden a los intereses económicos derivados de la riqueza petrolera de Siria y su ubicación geográfica privilegiada para distribuir via tuberías el petróleo.

Sin embargo, mientras los conflictos políticos se mueven en el ámbito racional de los intereses prácticos y se negocian entre profesionales, lo cual permite acuerdos, los grupos terroristas manipulan percepciones, sentimientos, temores, rencores y ello termina siendo impredecible y falto de control.

A diferencia de los soldados que están en el ámbito militar y responden a una disciplina supeditada a los intereses de sus países, los grupos terroristas como los del Estado Islámico, manipulan los sentimientos de jóvenes inmaduros que son capaces de ofrendar su vida en un ataque masivo del cual ellos mismos no saldrán vivos.

Este fenómeno hoy se ha vuelto crítico a través de la manipulación emocional que se practica en la WEB para cooptar jóvenes inmaduros que se integran al Estado Islámico imaginando convertirse en héroes y además ganar el paraíso.

Entender los riesgos de este choque cultural que pone en riesgo la paz mundial y puede desatar la barbarie, es fundamental para los gobiernos de todo el mundo.

Las tendencias culturales mezcladas con motivaciones religiosas pueden desatar fenómenos de gran envergadura.

El Brexit, o sea la salida de Inglaterra de la Comunidad Europea y el riesgo de que esto pueda repetirse con otros países, es una manifestación institucional de este fenómeno, pues a partir de un referéndum, o sea una elección, los ingleses votaron por salirse de esa agrupación de países europeos. En el fondo, este fenómeno refleja que la integración comercial, económica y política puso al descubierto las grandes diferencias culturales y de sensibilidad, valores y expectativas que existen entre los países que forman parte de este bloque geográfico.

Este es el momento de tender puentes de entendimiento entre los pueblos y no fomentar, como hoy lo está haciendo el gobierno norteamericano dirigido por Donald Trump así como varios países europeos con respecto a la migración que llega a Europa desde Siria y las zonas de conflicto, o sea el rechazo y divisionismo que generan resentimiento y rechazo.

¿Usted cómo lo ve?

Google News

Noticias según tus intereses