Quizá uno de los problemas más graves del actual presidente norteamericano es, además de su carácter visceral y explosivo, haber conformado un gabinete no con los mejores y más experimentados políticos, a los que sin duda tiene acceso y gustosos le acompañarían a despachar en la Casa Blanca, sino con amigos, incondicionales y hasta parientes, como su yerno Jared Kushner, su principal asesor, por quien no dudó en ignorar la ley que impedía que parientes del presidente formaran parte de su equipo cercano.

Esta ley se creó para evitar se repitiese lo sucedido con los hermanos John y Robert Kennedy. Mientras el primero era presidente el segundo fue nombrado procurador general de la república.

Sin embargo, el boquete que le abrió al presidente el Consejero de Seguridad Interior Michael Flynn, descubierto por el FBI por haber realizado negociaciones en lo “oscurito” con los rusos, deja grandes dudas. ¿El presidente estaba enterado? Si él lo permitió, entonces cometió un gran error de política exterior de graves consecuencias.

Además, Flynn fue acusado de tener nexos y negocios con autoridades rusas, lo cual agrava el problema y confirma la intromisión del gobierno ruso durante la campaña presidencial.

La falta de experiencia política no sería un problema si hubiese sido menos obcecado y se hubiese rodeado de gente experimentada y reconocida por su trayectoria y honorabilidad.

El presidente Ronald  Reagan tampoco era un político brillante. De profesión había sido actor de Hollywood y después líder sindical de su gremio. Debido a su carisma, sencillez, sensibilidad y “don de gentes” logró ser nombrado gobernador de California y después presidente de los Estados Unidos.

Curiosamente también pertenecía al Partido Republicano. No dudó invitar como vicepresidente a un político experimentado como George Bush, papá, quien no era su amigo e incluso había sido su adversario.

Sin embargo, el actual gabinete norteamericano se conformó como el “Club de Tobi”, aquel donde todos aplauden al líder y le festejan todas sus ocurrencias.

Todo político debe saber que hoy no se debe gobernar con los amigos y los incondicionales, sino con los más experimentados y brillantes. La calidad moral y profesional del equipo de colaboradores, define la calidad de un gobierno.

En este mundo interconectado por las redes sociales, que han empoderado al ciudadano, ya no hay secretos y los conflictos de interés se descubren fácilmente. Eso sucedió al Consejero de Seguridad Interior, Michael Flynn,

Las violaciones a las garantías de los indocumentados, e incluso a las de residentes que habían forjado familias con hijos norteamericanos, estarán dando la vuelta al mundo, mostrando una cara del país que seguramente choca con la imagen construida a lo largo de los años. Un país donde las instituciones son fuertes y los valores democráticos rigen las políticas públicas. Esas eran las percepciones hasta hoy.

Sin embargo, este presidente ha impuesto su voluntad por encima de los valores que caracterizan la vida de su país y para lograrlo se ha rodeado de una camarilla de incondicionales.

Parece ser que los adversarios personales del presidente y sus fobias, hoy representan ser los enemigos del pueblo norteamericano, lo cual contraviene la esencia y el espíritu de la democracia, que ofrece en la diversidad de opiniones y de conflictos de interés, respeto para los disidentes de quien gobierna.

Pronto la cruda realidad mostrará al pueblo norteamericano el grave error que representó dejar guiar su voto por el glamour de un gran show político, propio de la industria del entretenimiento.

Pareciera ser que hay similitudes en los perfiles del presidente Ronald Reagan y el actual. Sin embargo,  la calidad humana de Reagan establece la gran diferencia.

Parece que las sorpresas no terminan aún.

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