Hoy 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, ese mismo día pero de 1960 en República Dominicana, las Hermanas Mirabal fueron brutalmente asesinadas después de haber sido violadas y encarceladas en varias ocasiones por haberse levantado en contra del Régimen de Trujillo. El Primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe lo estableció así en 1981 y desde entonces el 25 de noviembre se celebran encuentros, congresos y la unión de miles de mujeres para defender el derecho a cohabitar en un mundo libre de violencia.
Las estadísticas son angustiantes, empezando por la maternidad en las niñas menores de 15 años producto de violaciones que en más del 60% de los casos fueron por algún familiar o persona cercana. Pasando por el 70% de las mujeres que ha reportado haber sufrido violencia en alguna etapa de su vida. También anualmente se reportan casi 540,000 casos de delito sexual pero se cree que esta cifra no refleja ni el 10% de la realidad. Violaciones dentro del matrimonio mismas que hasta el 2005 no era posible castigar al perpetrador porque era “su derecho”. Estos son algunos de los tantos datos que se generan diariamente de abusos, violaciones y violencias contra las mujeres. No solo es la violencia sexual, también la física, la emocional, mujeres que viven en eterna extorsión, primero por parte de sus familiares para pasar a cargo de sus maridos y de la misma sociedad.
La violencia hacia las mujeres no solo es cuestión de una víctima con su victimario sino además, de una sociedad enferma que genera esta misma violencia y la transmite de generación en generación a través de hombres y mujeres. En vez de evolucionar, tomar conciencia y que disminuya la violencia, esta cada vez es peor, más cruel, los crímenes que se reportan llevan una mayor carga de odio y perversión. Además no solo es la violencia en todas sus magnitudes o niveles, el asunto no se queda en la ofensa o el delito sino continúa en las autoridades incompetentes e ineficientes que no abordan el problema desde todos sus ángulos.
Las mujeres no solo son víctimas de los agresores, también lo son de las autoridades y una sociedad que lejos de apoyar o participar en una solución pretende además, justificar y minimizar los hechos y la misma violencia. “se lo merecía por……. “
El problema persistirá y continuará haciéndose mucho más grave mientras no se implementen políticas públicas reales, se cuente con autoridades y un sistema eficiente, y mucho más importante que siempre que una mujer que denuncie no sea cuestionada y tratada como la principal sospechosa del acto y el crimen.
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