A principios de la década de 1940, los sociólogos Clifford Shaw y Henry McKay de la Universidad de Chicago, se encontraban realizando una investigación en cooperación con el Instituto de Investigación Juvenil de Chicago. De entre las ventajas que la cooperación con el instituto de investigación juvenil antes mencionado tuvo para los investigadores, fue que este contaba con variables de caracterización de los ofensores, tales como edad, sexo y lugar de residencia. Ante esta información, Shaw y McKay (1942) tomaron un mapa de la ciudad de Chicago y comenzaron a marcar manualmente los hogares de los ofensores, del mapa resultante, los investigadores concluyeron que el crimen no se distribuía de manera uniforme a lo largo de la ciudad, sino que, se concentraba en ciertos barrios. De esta forma se creó el primer mapa de hot spots criminales.

La traducción literal de hot spot es “punto caliente”, el término hace referencia a un lugar donde existe alta concentración de un fenómeno, en este caso la ocurrencia de crímenes (también existe el término cold spot o punto frío que hace referencia a sitios con baja concentración de un fenómeno). Actualmente, los hot spots, ya no se realizan marcando puntos manualmente en un mapa, hoy en día, gracias a los avances tecnológicos, tanto en capacidad computacional, como en la existencia y constante mejora de Sistemas de Información Geográfica (SIG), los mapas de hot spots (también llamados mapas de calor) pueden ser fácilmente elaborados con softwares especializados (de entre los cuales, gran cantidad son open source) e incluso pueden presentar los cambios del fenómeno a lo largo del tiempo (día, semana, mes, año, etc.), con lo que no sólo se conoce el lugar de alta ocurrencia de crimen, sino también el horario y/o temporada, hecho que hace que los hot spots sean una herramienta poderosa para el análisis y la prevención del crimen.

En Estados Unidos, cuerpos policiales de ciudades como Filadelfia y Nueva Jersey [], han implementado investigaciones en las que se comprueba la efectividad de las acciones policiacas diseñadas tomando en cuenta los mapas de hot spots. El concepto es muy básico, ante el problema de recursos humanos insuficientes que aqueja a la mayoría de las policías del mundo, los policías deben de estar colocados estratégicamente en los puntos donde más crímenes se cometen, es decir, en los hot spots. De esta forma, ante la presencia policiaca, habrá una mayor probabilidad de que ciertos crímenes se disuadan o en su defecto, se pueda detener a los criminales.

Sin embargo, la información de los hot spots criminales no sólo es útil para los cuerpos policiales, sino también para los ciudadanos, pues al final del día, el ciudadano es quien vive en propia piel la delincuencia. El hecho de conocer si la zona que frecuentas, en la que vives o incluso en la que planeas vivir, presenta alta incidencia delictiva, es fundamental para que ciudadanos planeen rutas, protejan sus bienes o seleccionen otras áreas de posible residencia; empresarios elijan de una forma más informada la ubicación de sus negocios; y turistas corran menos riesgos, en un escenario donde mapas de hot spots que estén al alcance de los visitantes de las ciudades, ayudarían a prevenir el delito, pues los visitantes tomarían precauciones más específicas al elegir las calles que recorren y los horarios en que lo hacen.

En México a pesar de que constitucionalmente se tiene derecho a la información, son pocos los esfuerzos que se han hecho por difundir la información georeferenciada de los delitos. Esto obedece a que muchas veces esta ni siquiera se encuentra sistematizada (cabe reconocer que esta falta de sistematización en muchos casos es por falta de recursos económicos, técnicos y/o humanos), es decir, no está disponible para su análisis, ni difusión. Es probable que en estas situaciones los cuerpos policiales sepan empíricamente la localización de los hot spots y con base en esa información ejecuten sus planes de prevención del delito, pero al no existir una base de datos que pueda ser socializada, el ciudadano pierde la posibilidad de informarse y tomar medidas de prevención por propia cuenta.

En la Ciudad de México, el mayor esfuerzo por divulgar los lugares de ocurrencia de los delitos, se realizó por parte de la página de Diego Valle Jones, donde se presentan los delitos de alto impacto georeferenciados (cabe destacar que en este sitio no se presentan propiamente mapas de hot spots) hasta el mes de agosto de 2016, la razón de que sólo haya datos hasta esa fecha es porque los datos provenían de solicitudes de información hechas a la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México y esta se encuentra realizando ajustes al Programa de Cuadrantes dada la implementación de nuevas Estaciones de Policía.

Tras lo anterior, en la Ciudad de México se ha perdido información de incidencia delictiva por un periodo de tiempo de ocho meses y contando, por lo que, a ciencia cierta, los habitantes no podrán saber los aumentos o disminuciones del delito en su cuadrante, respecto al año anterior.

No obstante, lo importante es retomar la producción de esa información, puesto que, como se ha mencionado, es derecho de los ciudadanos, además de ser una herramienta fundamental para la prevención de la victimización. Por lo tanto, el martes 11 de julio de 2017, el Observatorio Nacional Ciudadano y la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México, firmaron un convenio de concertación, en el cual uno de los puntos focales es el intercambio de información, con lo que se espera pronto volver a tener datos de incidencia delictiva georreferenciados que permitan la elaboración y difusión de mapas de hot spots para el uso de la ciudadanía.

Bibliografía

GROFF, E., RATCLIFFE, J., et. al. (2015) “Does what police do at hot spots matter? The Philadelphia policing tactics experiment” en Criminology. Vol. 53, Núm. 1, pp. 23-53.
SHAW, C. y MCKAY, H. ([1942], 2014). “Juvenile delinquency and urban areas” en Anderson, T. Understanding Deviance: Connecting Classical and Contemporary Perspectives. (pp. 106-127) Routledge, Londres.
VALLE, D. (2017) “Hoyo de Crimen” [Internet]. Disponible en: https://hoyodecrimen.com [Consultado el 12 de julio de 2017].
WEISBURD, D., WYCKOFF, L., et. al. (2006) “Does crime just move around the corner? A controlled study of spatial displacement and diffusion of crime control benefits” en Criminology. Vol.44 Núm. 1, pp. 549–91.


 

Javier Alejandro Corzo Tellez.
Investigador del Observatorio Nacional Ciudadano.
@corzo_t      @OCMXsegura



 

 Véase Groff, et. al., 2015; Weisburd, et. al.,2006.

Google News

Noticias según tus intereses