La incorporación de la dimensión espacial en el análisis de los fenómenos sociales ha ganado terreno en distintos campos disciplinarios en los últimos años. Esta nos permite entre otras cosas, profundizar el estudio del fenómeno observado mediante herramientas como la regionalización, así como el análisis de la intensidad con la cual se presenta el fenómeno en cuestión en un espacio geográfico determinado en comparación con otro.

En este breve estudio de carácter exploratorio se pretende realizar una revisión de lo acontecido en el territorio nacional con las tasas delictivas de tres delitos de alto impacto social: Homicidio doloso, secuestro y extorsión, a lo largo de los últimos 10 años con el propósito de cubrir el horizonte temporal en el que se encuadra la mal llamada guerra contra el narcotráfico en México.

Se eligieron estos tres delitos en particular derivado de la estrecha relación que guardan y la frecuencia con la que son ejecutados por parte de distintos grupos delincuenciales organizados, muchos de ellos vinculados de manera principal con el trasiego de narcóticos. El análisis versa principalmente en el monitoreo la dispersión de las tasas delictivas en las entidades federativas a lo largo del periodo de observación a través del empleo de herramientas gráficas (dejando de lado medidas estadísticas clásicas como la desviación estándar, la varianza o los coeficientes de variación).

Las medidas de dispersión muestran la variabilidad de una distribución, en este caso, nos indican que tan concentrado o disperso se encuentran los fenómenos a estudiar en el territorio nacional. Un mayor grado de concentración muestra un comportamiento homogéneo del fenómeno en tanto que una mayor dispersión da cuenta por la heterogeneidad en su conducta.

El nivel de saturación de los delitos analizados nos habla a su vez de condicionantes y causas que pudieran estar detrás de sus niveles expresados en los gráficos en forma de tasas. Si las tasas delictivas muestran una gran saturación esto pudiera ser indicativo de que la dimensión territorial, en este caso la entidad federativa, juega un papel poco preponderante ya que sus niveles se distribuyen de manera uniforme a lo largo de los puntos cardinales, existe entonces poca variabilidad en el comportamiento del delito en cuestión a lo largo del territorio lo que resta importancia a este factor.

Es relevante la utilización de los estados como variables geográficas, ya que estos delitos son considerados en México como pertenecientes al fuero común. Esto implica que son las autoridades estatales las que deben por ley prevenirlos, perseguirlos y castigarlos. Tanto el comportamiento como las capacidades de las autoridades en el combate a la delincuencia es un factor clave en la conducta de las tasas delictivas.

Resulta pertinente destacar que el enfoque especial es solo uno de los múltiples que pueden ser utilizados para el estudio de la delincuencia que sabemos tiene sus orígenes en múltiples causas y factores. De igual manera, existen diversas técnicas y niveles de agregación que pueden ser empleados al utilizar la esta perspectiva. El estudio a profundidad de la criminalidad debe incorporar el mayor número de factores posibles (territoriales y no territoriales) para lograr una mayor comprensión de la misma. Sin embargo, herramientas tan sencillas como los gráficos de dispersión pueden ser utilizados en una primera etapa de exploración como se pretende en este texto.

A continuación, se presentan los gráficos de dispersión elaborados con base en los datos sobre incidencia delictiva recopilados y difundidos por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) que es el órgano responsable de su compilación y difusión.

El gráfico 1 muestra las tasas de homicidio doloso de los 32 estados a lo largo del periodo de estudio (se excluyen los datos de noviembre y diciembre del año 2016) y revela los crecientes niveles de dispersión de este delito entre los años 2009 y 2013 que se comienzan a reducir en 2014 y 2015 para distenderse nuevamente en 2016. El bienio 2014-2015 experimentó una reducción importante en la tasa de homicidio nacional que condujo a una disminución de las entidades en las cuales este indicador presentó niveles sumamente altos.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), una tasa de homicidio mayor a 10 eventos por cada 100,000 habitantes sitúa el comportamiento de este fenómeno como epidémico. Destaca el comportamiento de 3 entidades federativas (Guerrero, Chihuahua y Colima) que se han desempeñado como las punteras (con tasas que oscilaron entre los 23 y los 110 eventos por cada 100,000 habitantes). Los estados de Guerrero y Chihuahua mantuvieron los primeros lugares casi en la totalidad del periodo analizado, exceptuando 2016 al ocupar Colima el primer lugar nacional.

El gráfico 2 muestra el comportamiento de las tasas de secuestro del fuero común, que comenzaron a experimentar una mayor dispersión a lo largo del territorio entre los años 2008 y 2013 para dar inicio a una tendencia de mayor concentración en los 2014 a 2016. A su vez permite identificar a las entidades con mayores problemas en esta materia, destacando claramente los casos de Morelos, Guerrero, Durango y Chihuahua.

De manera similar a lo sucedido con el homicidio doloso, son bastante notorias las diferencias entre las entidades punteras y aquellas que se aglutinan en la parte baja de la distribución. El gráfico permite identificar también la disminución que ha tenido la tasa de secuestro en el estado de Morelos en los últimos años.

A diferencia de los delitos anteriores, la extorsión ha tenido un comportamiento mucho más disperso desde el inicio del periodo de observación en 2006, lo que otorga a este delito una mayor heterogeneidad en su comportamiento a lo largo del territorio nacional. Las tasas estatales han tenido niveles más dispares entre sí (se aprecia un menor traslape en el gráfico), situación que puede deberse en parte a que la extorsión tiende a ser un delito menos riesgoso para los perpetradores al tener los estados menores herramientas para perseguirla y castigarla.

Al igual que lo sucedido con el secuestro, el estado de Morelos presentó las mayores tasas entre los años 2006 y 2014 para ser desplazado posteriormente por Jalisco y Baja California Sur (una entidad que se ha caracterizado por sus bajos niveles de criminalidad y que comenzó a presentar un incremento en diversos ilícitos como violación, robo a casa habitación y robo de vehículo a lo largo de 2016).

Una vez identificadas en esta primera etapa de examinación las entidades federativas que sostuvieron las mayores tasas en los últimos 10 años, resulta pertinente inquirir sobre los distintos esfuerzos realizados para combatirlas, haciendo énfasis en la construcción de capacidades en materia de seguridad y procuración de justicia emprendidas por las entidades federativas con los niveles delictivas más elevados. Resultaría importante conocer por ejemplo que ha hecho el estado de Morelos para reducir los niveles de secuestro y validar si las acciones emprendidas pueden ser replicadas en otras entidades como Guerrero. O en su defecto, entender que ha pasado o dejado de pasar en estados como Yucatán cuyas tasas delictivas se han mantenido bajas y han oscilado poco en el tiempo.

Este primer análisis muestra de manera breve pero asertiva el comportamiento de estos tres delitos en el territorio a lo largo de 10 años, denota el importante crecimiento en los niveles de dispersión del homicidio doloso y la extorsión en lo que va de 2016 así como la mayor concentración en la parte baja de la distribución del secuestro para el bienio 2015-2016.

Siguiendo con este enfoque analítico, una segunda fase en el análisis exploratorio debería indicar las tasas de dispersión de los delitos seleccionados a nivel municipal. Esto a efectos de identificar agrupaciones geográficas según el comportamiento de sus tasas a lo largo del tiempo para de igual manera indagar sobre acciones de gobierno específicas o situaciones que hayan acontecido en los municipios que mostraron los mayores niveles de variabilidad. Ulteriormente, si las estadísticas los permiten, el estudio se puede replicar a nivel colonia o cuadrante policiaco, entre más prolongadas en el tiempo las series mejor.

A manera de colofón, huelga insistir en la importancia que tiene la incorporación de distintos enfoques y técnicas analíticas en el estudio de la criminalidad, así como la inclusión del mayor número de factores posibles en la investigación (sociales, económicos, geográficos, policiales, entre otros) una vez concluida la fase exploratoria.

Finalmente, nunca sobra recalcar el reto que representa para el análisis delictivo en México la elevada cifra negra que persiste en el país y que se sitúa en niveles cercanos al 95%.  Los datos graficados dan cuenta no por los delitos ocurridos sino únicamente por aquellos efectivamente denunciados ante la autoridad que sabemos se encuentran altamente sub representados, siendo el homicidio doloso el delito menos afectado por esta situación ya que al encontrarse un cadáver la autoridad debe iniciar una carpeta de investigación de oficio sin que medie denuncia de por medio.

Yani Limberopulos Fernández

Coordinador de Incidencia delictiva

@orange_agent @ObsNalCiudadano

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