No cabe duda que el crimen organizado nos afecta a todos. La ineficiencia de las instituciones gubernamentales, la corrupción y la impunidad nos llevan a hablar de una estrategia de seguridad fallida. Los altos niveles de homicidio, secuestro y extorsión en diversas entidades del país son fenómenos que, sin duda alguna, están relacionados con la presencia del crimen organizado. Tal es el caso de entidades como Michoacán, Morelos, el Estado de México y Guerrero. Sin embargo, existen otros fenómenos, que aunque parecieran menos obvios, se encuentran intrínsecamente relacionados con el conflicto; un ejemplo de ello es el impacto de la violencia en mujeres y niñas.

El conflicto provocado por el crimen organizado tiene graves consecuencias para las mujeres y niñas, por ejemplo: violencia sexual; incremento de vulnerabilidad; desplazamiento forzado; acceso limitado a servicios;  pérdida económica y de bienestar, y agravamiento en los patrones de exclusión.

Pese a que las organizaciones de crimen organizado, las autoridades policiales y los grupos de autodefensas, en su mayoría están constituidos por hombres; en situaciones de conflicto la violencia contra las mujeres tiende a incrementar. Es cierto que en diversas organizaciones criminales las mujeres juegan un papel primordial, tal es el caso de “La Familia Michoacana”. Sin embargo, ello tiende a ser la excepción y no la regla. Es común que en zonas ocupadas por el crimen organizado, incrementen los delitos cometidos en contra de las mujeres como: el homicidio, la extorsión, la intimidación y el secuestro. Pues la presencia de dichos grupos, tiene como consecuencia la destrucción del tejido social y la escala en los niveles de violencia. Es importante mencionar que las mujeres no sólo sufren las consecuencias tradicionales del conflicto, sino que también son sometidas a mayores niveles de violencia sexual, incluyendo: prostitución forzada, tráfico, tortura sexual y violación. El riesgo de sufrir una “doble violencia” incrementa notoriamente; es decir de ser agredida física y sexualmente.

El fenómeno del desplazamiento forzado se da en mayor medida entre poblaciones vulnerables  que no cuentan con recursos para el pago de cuotas, extorsiones y secuestros. La inseguridad derivada de la ocupación del territorio por organizaciones criminales, lleva a mujeres y niñas a emigrar a lugares más seguros.  Asimismo, las mujeres también se ven afectadas por las consecuencias económicas que derivan del conflicto. Es común que la población femenina resienta en mayor medida la crisis económica, la inflación, y  pérdida de recursos económicos, pues no siempre cuentan con las herramientas necesarias para hacerle frente a dichos fenómenos. De igual manera, en situación de conflicto la lucha por el acceso de las mujeres a los servicios sociales como los sistemas de salud, educación y trabajo, se vuelve más difícil. Aún en situaciones de paz, existen prácticas y estructuras que producen desigualdad y jerarquías de género. Sin embargo, en el conflicto, la falta de oportunidades y el difícil acceso a servicios hacen que los patrones de exclusión hacia la población femenina se agraven. Actividades cotidianas como utilizar el transporte público y salir a trabajar de noche, se vuelven sumamente riesgosas. Como lo establecen las feministas liberales, la incidencia de las mujeres en puestos de representación proporcional es determinante para lograr un sistema democrático pleno. Sin embargo, en territorios altamente afectados por el crimen organizado, es común que haya una disminución de mujeres en escaños, curules y demás puestos de elección popular. El impacto que tiene el crimen organizado en la seguridad, el bienestar, la integridad, el desarrollo y la vida de las mujeres y niñas, es una realidad frente a la cual debemos actuar urgentemente.

El género ocupa un lugar fundamental en las dinámicas de seguridad, sin embargo, éste ha sido desatendido tanto por la teoría como por la práctica. Las mujeres juegan un papel indispensable en la resolución de conflictos y los procesos de paz. Por lo tanto, no podremos tener una estrategia de seguridad efectiva, si no tomamos en cuenta el papel de la mujer. A nivel internacional, es a partir de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, que el tema comienza a cobrar importancia en la agenda de seguridad. Dicha iniciativa tuvo como resultado la incorporación del componente de género en las Operaciones de Mantenimiento de Paz. A pesar de ello, para el gobierno mexicano, la relación entre género y seguridad pareciera ser una preocupación marginal, ya que en las estrategias, políticas, programas, operativos y demás, no se toma en cuenta esta innegable correlación. Un claro ejemplo de ello, es la ausencia de dicho componente en la creación de la “Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral en el Estado de Michoacán, creada el 15 de enero del 2014 por el presidente Enrique Peña Nieto En ningún momento se menciona la seguridad y desarrollo integral específico de las mujeres, lo cual deja claro que las implicaciones de género no figuran en el panorama de seguridad.

Sin duda alguna, en el contexto de lucha contra el crimen organizado, México ha pasado por alto el impacto del conflicto y la violencia en las mujeres y niñas. Para desarrollar una estrategia de seguridad exitosa, la cual disminuya la vulnerabilidad de las mujeres ante situaciones de crisis, conflicto e inseguridad, primero es necesario reconocer la discriminación de la mujer en las dinámicas de seguridad, incorporar el género como factor de análisis,  reconocer el importante papel de las mujeres en los procesos de construcción de paz y finalmente, implementar políticas públicas que no pasen por alto la vulnerabilidad de las mujeres y niñas ante situaciones de inseguridad.

Fuentes:

  1. “Decreto por el que se crea la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral en el Estado de Michoacán”. En  Diario Oficial de la Federación. Publicado el  15 de enero del2014, (consultado el 22 de octubre de 2015) en http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5329743&fecha=15/01/2014.
  2. Reyes-Retana, María José “Feminicidio: figura Necesaria” en El Universal, 19 de agosto 2016, (consultado el 20 de noviembre, 2016) en http://www.eluniversal.com.mx/blogs/observatorio-nacional-ciudadano/2016/08/19/feminicidio-figura-necesaria
  3. Sjoberg, Laura. “Gendering Global Conflict: Towards a Feminist Theory of War” Security Studies, an introduction,Coord. Paul D Williams. Londres, Routledge, 2012.
  4. Whitworth, Sandra, Feminist Perspectives en  Security Studies,an Inntroduction, coordinado por   Williams Paul. 103-120.Londres: Routeledge,2012.

María José Reyes-Retana,

Investigadora del Observatorio Ciudadano de la Ciudad de México

@maggierrf  @OCMXSegura @ObsNalCiudadano

 

María José Reyes-Retana, “Feminicidio: ¿figura necesaria?” en El Universal. Ciudad de México, 19 agosto 2016.

  Paul Rexton and Phil Williams, Afterword criminal violence in Mexico, a dissenting analysis en Small Wars and Insurgencies, Coord Robert J. Bunker,EE.UU.USA: Routedge,2009.

 

Laura Sjoberg, “Gendering Global Conflict: Towards a Feminist Theory of War” Security Studies, an introduction,Coord. Paul D Williams. Londres, Routledge, 2012.

Sandra Whitworth, “Feminist Perspectives” en  Security Studies, an introduction,Coord. Paul D Williams.Londres: Routeledge,2012.

“Examen de Alto Nivel sobre Mujeres, Paz y Seguridad a 15 años de la resolución 1325 del Consejo de Seguridad” en ONU Mujeres.

“Decreto por el que se crea la Comisión para la Seguridad y el Desarrollo Integral en el Estado de Michoacán” en Diario Oficial de la Federación,  15 de enero del2014, consultado el 22 de octubre de 2015, http://www.dof.gob.mx/nota_detalle.php?codigo=5329743&fecha=15/01/2014.

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