El homicidio intencional en México representa uno de los delitos más preocupantes por el nivel de violencia con el que se ejerce, las víctimas directas e indirectas que genera y por ser el que vulnera el uno de los derechos humanos más importantes: la vida. Sólo en la Ciudad de México, hubo registro de 40 muertes más en el período enero-agosto 2016 comparado contra el mismo período del año anterior.

De acuerdo al Reporte de incidencia delictiva enero-junio 2016 presentado por el Observatorio Ciudadano de la Ciudad de México, la tasa semestral (periodo enero-junio 2016) de carpetas de investigación y averiguaciones previas de homicidio doloso por cada 100 mil habitantes, fue de 5.06, la más alta de los últimos 16 años.

La violencia letal, no deja de cesar. En lo que va del año, incluyendo julio y agosto, la Ciudad de México ha registrado un total de 592 carpetas de investigación por homicidio doloso con 642 víctimas registradas por este ilícito. Con cifras de tal magnitud, queda claro que algo está sucediendo al seno de nuestra sociedad, los niveles de violencia escalan cada vez más, y a la par, las autoridades minimizan el problema, o lo que es peor, niegan la escalada de violencia que se traduce en una incapacidad de implementar estrategias exitosas en la reducción del homicidio.

Es fundamental abordar la problemática desde una perspectiva que otorgue a las víctimas, directas e indirectas, la importancia que se merecen. Basta ya de visualizar el incremento del homicidio meramente como una cifra. Para analizar el homicidio doloso, es importante comprender que existe una deficiencia en su registro, ya que no todo homicidio doloso llega a una carpeta de investigación.

El reciente descubrimiento de innumerables fosas clandestinas y el incremento de desapariciones forzadas e involuntarias abonan a la incertitud del total de homicidios cometidos. Tampoco podemos perder de vista la relación existente entre la comisión de diversos delitos, como el robo y el secuestro, con la privación de la vida. Para hacerle frente al homicidio, es necesario abordar la comisión de otros delitos de manera simultánea, además de desarrollar una estrategia robusta y eficaz en la  prevención social de la violencia y la delincuencia en el ámbito micro-local.

Causas y consecuencias del homicidio (económicas, psicosociales y políticas)

Entre las causas que reportaron las autoridades capitalinas en el incremento de este ilícito, la principal se debe al aumento de armas de fuego en la población, ya que casi el 80% de los homicidios registrados en la Ciudad de México se dan por el móvil de riñas y venganzas personales, y el 70% del total de homicidios, se realizan con arma de fuego.

La Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos, prohíbe la posesión y portación de armas de fuego reservadas para uso exclusivo del Ejército y Fuerzas Armadas. Sin embargo, el problema se da cuando existe un gran número de armas de fuego que no están registradas o no cuentan con permiso de las autoridades para la portación y uso, como consecuencia de un mercado ilegal de armas de fuego provenientes de Estados Unidos u otros países de América del Sur.

En este sentido, el incremento de muertes por arma de fuego no es solo la causa, sino la consecuencia de la corrupción, la falta de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno para evitar el cese y circulación de estas armas, así como la ineficacia de políticas públicas efectivas en la prevención y combate del homicidio intencional.

Las secuelas que trae consigo el homicidio son varias y de extrema complejidad. Además de las implicaciones que éste trae para las víctimas indirectas, es decir los familiares y conocidos de la persona que ha sido privada de la vida; éstas van desde el daño psicológico hasta los gastos económicos que implica la pérdida de un ser querido. El sufrimiento de las víctimas puede prolongarse y tornarse más arduo al no tener acceso a la justicia.

Además de las consecuencias a nivel individual y familiar, el homicidio contribuye a la destrucción del tejido social, a la normalización de la violencia, la pérdida del bienestar, la disminución en la participación ciudadana, al miedo, trauma y al incremento de  la percepción de inseguridad en la ciudadanía. El miedo a potencialmente ser víctima de un homicidio, se traduce en un cambio en el estilo de vida. Es decir, es posible que los patrones de comportamiento y de socialización de la ciudadanía cambien; que se evite salir de casa a determinadas horas, frecuentar ciertos lugares, etc.

Por si fuera poco, las consecuencias económicas del homicidio radican en la pérdida del ingreso de una familia, si ésta era dependiente de la víctima. Además de la pérdida de una vida, también hay una pérdida material. De igual manera, es posible que exista una reducción en la  inversión y demanda de ciertos bienes y servicios por la pérdida de capital humano.  Es decir, en una entidad que se percibe violenta, la inversión disminuirá por el riesgo de pérdida económica que implica para el inversionista.

El impacto político de éste delito es grave, pues demuestra la incapacidad de Estado de cumplir con su tarea más básica: garantizar la seguridad de sus ciudadanos. El incremento del homicidio demuestra el debilitamiento de las instituciones encargadas tanto de la seguridad como de la procuración de justicia. Aunado a ello,  existe una  afectación de la vida pública, la cual puede derivar en una crisis de inestabilidad y gobernabilidad.

Casos como las desaparición de los 43 estudiantes en Iguala, el descubrimiento de fosas clandestinas en varias entidades del país, el desconocimiento del paradero de miles de personas, los cientos de feminicidios, además de las pocas sentencias por homicidio doloso, lamentablemente demuestran la impunidad que caracteriza a nuestro país. Es por esto que pedimos a las autoridades no minimizar el problema y procurar justicia para todas las víctimas y actuar en la prevención y combate de este ilícito que nos afecta a todas y todos.

Luz Marcela Villalobos Andrade

Directora General del Observatorio Ciudadano de la Ciudad de México

@OCMXsegura @ObsNalCiudadano @MarceVillalobs

Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública., Incidencia Delictiva Ago´16, Informe de Víctimas de Homicidio, Secuestro y Extorsión. URL: ., revisado el  11 de octubre de 2016.

Reyes-Retana, Villalobos et al., Reporte de Incidencia Delictiva en la Ciudad de México enero- junio 2016, México, Observatorio Ciudadano de la Ciudad de México, 2016.

Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública., Incidencia Delictiva Ago´16 del fuero común. URL: ., revisado el  11 de octubre de 2016.

Información otorgada por la Dirección General de Policía y Estadística Criminal de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, octubre 2016.

Vélez, Rodríguez, et al., Homicidio: una mirada a la violencia en México, México,  Observatorio Nacional Ciudadano, 2015, p. 1-29.

Ídem.

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